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martes, 27 de enero de 2015

Entrevista: JHOSEP PALOMINO, PACO CAPARÓ y HENDRICK LA TORRE

“La muestra es de los alumnos, no del profesor”

Uno de los mejores montajes del 2014 fue Kapital, espectáculo presentado en el Club de Teatro de Lima por el colectivo El Sótano, integrado por alumnos y egresados del mismo Club. Los artífices de la pieza fueron Jhosep Palomino y Paco Caparó, ganadores de los premios del público y del propio balance por El Oficio Crítico a los mejores directores de comedia. Ellos se encargaron de dirigir al joven elenco, en el que se encontraba Hendrick La Torre, también ganador en la encuesta como mejor actor de reparto en su categoría. Caparó no solo es un experimentado profesor del Club, sino que también es autor de piezas de interés como Historietas o El gran ojo, y director de montajes como Tú no entiendes nada (2011) o Carne de mujeres (2013). Palomino ha intervenido como actor en montajes de diversos estilos como Mujeres (2009) o Cuento alrededor de un círculo de espuma (2011). Conversamos con los tres en el acogedor Club de Teatro de Lima.

¿Cómo comenzaron en el mundo de la actuación?

PACO: En mi caso empiezo engañando a mis padres, estudiando una carrera que odiaba (biología). Mi mamita, a la que adoro, me dijo que como me gustaban las películas de sangre, tenía que ser doctor. Descubro entonces el taller de teatro, al principio me moría de vergüenza, hasta que un amigo me animó con el pretexto de buscar chicas (siempre hay más chicas que chicos), pero desde el primer día que subí a hacer una escena, supe que era lo mío. Me sentía tan tranquilo, como pez en el agua, lo oculté a mis viejos por un buen tiempo. Mi primer profesor fue Áureo Sotelo Huertas, él es dramaturgo y en la universidad le daban el espacio para hacer sus obras, además eran obras combativas contra el régimen y fue mi divertido: en mi primera obra hice de un policía encubierto que detectaba infiltrados en la universidad, en plena época en la que empezaba a nacer el terrorismo, fue muy interesante.

JHOSEP: Yo llegué de pura casualidad. En el colegio jamás hice teatro, le tenía terror al escenario, yo quería ser músico. Acabé el colegio y tenía claro que quería entrar en el conservatorio, pero tampoco me dejaron postular. No acabé el primer ciclo de ingeniería civil y me puse a trabajar en una biblioteca. Ahí me quedó el taller de teatro, que lo dirigía Jorge Medina Moretti (actor en José, ¡hazte cargo!). Desde ahí empecé a engancharme. Siempre me hablaban de las escuelas, que había un tiempo de preparación, llego al Club y aquí arrancó todo.

HENDRICK: Yo empecé en el colegio, habían varios talleres y me dijeron que la profesora de teatro (Margot Córdova) era muy exigente. Así que por dar la contra, entré a teatro. Salgo del colegio, y en internet encuentro al Club, me recibieron la Sra. Zarela y el señor Melquiades. El Sr. D’Amore me interrogó, me dijo “matricúlate, matricúlate” y me quedé.

PACO: Yo llegué al Club por ser una alternativa cómoda para el bolsillo, yo vendía telas de casa en casa (risas); además, era cómodo, los horarios eran interesantes. Mi maestro fue Reynaldo D’Amore y mi compañera fue Susy Díaz, que dice que ella estudió en el Club, pero solo estuvo dos meses.

¿Qué me pueden decir del director del Club, el señor Reynaldo D’Amore?

PACO: Me enseñó que esto es la vida. Hace algunos años decidí que la única cosa que se iba a interponer entre el teatro y yo, iban a ser mis hijos y la gente más cercana a mí. Creo que en un momento el Sr. D’Amore sacrificó todo por el teatro. Yo sacrifico muchísimas cosas, pero el amor a los seres queridos no lo cambio. Además, no sé hacer otra cosa.

JHOSEP: Me gustaba cómo iba dando la introducción a su clase, era como muy niño (hace gestos), por ejemplo, sacaba su grabadora y grababa las voces. Era muy divertido, a pesar de su edad.

¿Qué cualidades debe tener un buen actor de teatro?

HENDRICK: Creo que es relativo, hay que trabajar todos los aspectos, puedes ser muy talentoso pero si no trabajas, te hundes. Y viceversa. Creo que no hay un prototipo.

PACO: Yo sí quisiera meterme ahí. Como profesor y actor de años, además del talento, debe haber constancia, creo que inclusive como único requisito. Más que el talento.

JHOSEP: Importa la preparación, la investigación y ahora que dicto, les digo a los alumnos que no existe una verdad absoluta, que no se queden solo con la clase, que busquen en internet, ahí encuentras todas las propuestas de todos los países, que exploren.

¿Qué es para ustedes el talento?

PACO: Uno nace con ciertas aptitudes, pero muchos alumnos que han venido solo para desarrollarse, madurar o soltar la timidez y han terminado siendo actores; y otros, que llegaban diciendo que iban a ser actores, y nunca más los he vuelto a ver. Yo estuve en algún momento a punto de abandonar por presiones familiares, pero no sé hacer otra cosa. Siento que he sido constante, terco, no sé si tengo talento, pero soy bien terco.

JHOSEP: Yo me sorprendo de seguir actuando, no me considero un gran actor. Lo he estado pensando mucho: no me gusta que me digan profesor, prefiero considerarme un aprendiz, me da más oportunidad de seguir aprendiendo y buscando, no quiero quedarme estancado.

HENDRICK: Opino que el talento tiene que desarrollarse, entrenarlo, tener constancia, uno nunca deja de aprender y estudiar. Me falta mucho para ser un profesor. Además, muchos maestros aprenden de sus alumnos también.

¿Cómo debe ser el director de teatro ideal?

HENDRICK: Que sepa escuchar, que tenga autoridad de mando, son dos cosas contrarias. Además, que sea confiable, que te dé la mano y te haga sentir a gusto.

JHOSEP: A veces, el director no permite la democracia, he trabajado con varios, entre ellos Diego (La Hoz, director de Especies), por momentos te dejaba volar y construir, pero cuando el tiempo se agotaba, ya pasaba a la marcación. Un director te sabe conducir, no debe darte las cosas masticadas.

PACO: El año pasado he dirigido tres obras y estaba en un auto-cuestionamiento. Es distinto dirigir alumnos y  otra cosa, actores. A los alumnos hay que reclamarlos todo, hasta que sean puntuales. Pero los actores con mucha experiencia también tienen su dilema, ellos hacen lo que saben hacer, tienen oficio y manejo del escenario, está en ti hacerles encontrar algo más. Prefiero trabajar con actores jóvenes, son más moldeables, ellos están con la onda de la pasión por lo que hacen. Woody Allen dijo una vez que si la película que va a dirigir se parece al menos en un 60% a la idea original que tuvo, entonces será un éxito. Yo diría lo mismo, el director llega con la idea clara, pero no tanto como para llegar solo a marcarla, debe ir escuchando lo que le ofrecen los actores. Por último, creo que todo este trabajo tiene que hacerse con placer, no ganamos mucho, nos sacrificamos bastante como para venir acá a pelear y a llorar. Yo hago esto por placer, porque me divierte y emociona.

Hablar del Club es también hablar de Sergio Arrau.

PACO: Fue mi profesor por tres años, mientras que Reynaldo D’Amore solo lo tuve seis meses. Sergio estaba harto de nosotros, nos decía: “¡Bodrios, fuera de aquí!” Creo que el Sr. D’Amore fue indiscutiblemente la gran figura del Club de Teatro, pero fue Sergio Arrau el que moldeó lo que soy ahora. Arrau es un tipo divertidísimo y sus clases era muy divertidas. Cuando estabas bien, no te decía nada; cuando estabas mal… ¡ven para acá y me vas a escuchar! (risas) Creo que la educación moderna tiene que ver mucho con darle confianza a los alumnos. Pero lo que yo les digo a los del tercer año (y último) cuando llegan a clase, que no pueden entrar treinta y salir treinta. ¡Es irresponsable! No van a tener espacios, van a tener que tomar las calles, tienen que hacer teatro no de sala, meterle otras artes. Un actor debe ser completo, la competencia está muy brava. Sergio nos soltaba mucho, por ejemplo con La cantante calva (que hicimos con Úrsula Mármol y Pold Gastello), la historia fue así: Sergio nos dio el texto y nosotros como ignorantes del teatro no sabíamos nada, nos pusimos simplemente a jugar. Sergio llegaba y decía esto, esto, esto y se iba. ¡Y así se hizo la obra! Todavía es muy recordada. Lo último que debe hacer un director es subirse al escenario y decir: ¡Haz esto! A veces es el último recurso. Aprendí de Sergio que la muestra del alumno es su muestra, no la mía, es de los alumnos.

JHOSEP: A mí me enseñó en la ENSAD. Mientras hacíamos improvisaciones, podía jurar que lo veía durmiendo, me detenía a pensar en el ejemplo que nos estaba dando y de pronto decía: ¿Por qué paran? Levantó la voz, se paró, gritó: ¡Qué falta de respeto! y se fue al cafetín a pensar si volvía o no. Gritaba: ¡Por qué hay tanta gente acá, por qué no se van al Club de Teatro! (risas)

¿Qué significa para ustedes el riesgo en el teatro?

HENDRICK: Recuerdo una frase que dice: “El actor tiene que salir a escena y desnudarse completamente”. Debe jugar con las sensaciones que puede obtener. Una vez leí que el actor era una persona dividida en tres: el actor que está actuando ante los demás; el público que está viendo en el escenario al actor; y el que critica. Debe jugar mucho, con el respeto debido al público para sacar cosas de uno mismo, que uno ha visto y que sabe.

JHOSEP: Hacer teatro independiente ya es un gran riesgo, es atreverse a encontrar nuevos caminos, a fusionar, a proponer. Como en Kapital, es salir de esta comodidad del teatro normal, es romper, desmoldearse de los libros, de la enseñanza clásica y jugar con todo, con las voces, la escenografía. ¡Eso es arriesgar dentro del teatro! Encontrar diferentes ángulos y hacer al público cómplice de la obra.

PACO: Básicamente es salir de esta zona de confort, con dejar de imitar al maestro (como dije en la premiación), en lugar de buscar el camino propio. No nos quedemos con lo políticamente correcto. ¡Hay que llevar las cosas al límite! Transgredir los espacios, no solo es el escenario, también son los corredores, la sala de espera. En los tres espacios en los que hicimos La niña se mató y punto exploramos y jugamos. Cualquiera que hace teatro arriesga, pero yo hago teatro independiente: cuando veo una obra que tuvo 1500 personas de espectadores, me parece maravilloso; pero yo, con 500, estoy llorando en el piso de alegría, y esas personas me cuestan. Yo no puedo publicar  un anuncio carísimo en El Comercio. Con ese dinero me hago cinco obras. Es como en el cine independiente americano: tiene un público pequeño, que quiere divertirse y no quiere pensar mucho, pero sí quiero que descubran cosas nuevas, sensaciones distintas. Un espectáculo no tiene pierde cuando es variado, eso es lo que intento hacer. ¡Además no hay nada nuevo! Todo se ha descubierto ya. Con Kapital, jugamos con los espacios, eso fue un riesgo, no sé si el señor D’Amore me lo hubiera permitido, y de repente se hubiera opuesto al inicio, pero creo que finalmente lo hubiera aceptado. No sé si por el cariño o porque hubiera creído en el proyecto.

Tanto Jhosep, Paco y Hendrick aseguran que la puesta en escena de Kapital regresará a los escenarios, una vez que hagan las coordinaciones del caso. Paco asegura también que las obras Carne de mujeres y Café y rejas tendrán su reestreno este 2015. ¡Toda la suerte para ellos!

Sergio Velarde
27 de enero de 2015

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