Teatro infantil como tiene que ser.
La presencia de la dramaturga y crítica Sara Joffré ha sido, es y será
fundamental dentro de nuestro medio teatral. Entre sus múltiples intereses se
cuentan su gran admiración por Bertolt Brecht, y su tenaz lucha por darle
calidad al teatro para niños. En 1963 crea el grupo Homero - Teatro de Grillos,
para desarrollar cuidados montajes para toda la familia con un particular toque
“brechtiano”. Los últimos trabajos de Sara como autora infantil, vistos en
escena recientemente, fueron Las nuevas ropas del rey (2007), a cargo del grupo
Teatro de la Resistencia; y La leyenda de Sleepy Hollow (2012), a cargo de
Vodevil Producciones. El año pasado llegó a escena Almendrita, una nueva pieza
escrita por Sara, producida por Molinos de Viento, que se re-estrenó el mes
pasado en el Centro Cultural El Olivar.
Conocida también como Pulgarcita y basada en el cuento original de Hans
Christian Andersen, Almendrita inicia con la llegada de un grupo de actores que
se preparan para dar una función teatral; cada uno adopta un personaje, luego
de apropiarse de un elemento. La historia se centra en una pequeña niña que
nace de una semilla, que a través de engaños es llevada al reino de los
ratones, para casarse con su príncipe. Los diferentes obstáculos que debe
enfrentar la niña para volver a casa serán sorteados por la pequeña Almendrita
con mucho ingenio.
Miguel Torres, a quien vimos en Tres, dirige con solvencia y precisión el
montaje, contando en el elenco con los jóvenes Erika Najarro García, Juan
Daniel Gonzales, Pol Vega, Marisol Mamani, Danny Sánchez y Alejandra Sánchez,
todos ellos jugando en escena con mucho entusiasmo. Con pocos elementos escenográficos,
un sencillo vestuario y mucha creatividad, la historia avanza sin tropiezos,
hasta un tramo final que hubiera podido tener un remate más sólido. Almendrita
es una de esas obras para toda la familia, que permanece ajena a cualquier tipo
de convencionalismo facilón (como remedos de la película animada de moda o mezcolanzas
de universos imposibles), gracias a la sabia pluma de la incombustible Sara
Joffré.
Sergio Velarde
04 de julio de 2014
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