Un encuentro que parecía altamente improbable sucedió.
Gracias a Jano Clavier, autor y director de Las crías tienen hambre,
este servidor pudo conversar unos minutos con Chela De Ferrari, fundadora del
Teatro La Plaza, que abrió sus puertas el 23 de octubre del 2003, con la obra
Metamorfosis de Mary Zimmerman. Cabe destacar la sencillez y humildad de Chela
para relatarme cómo fueron los inicios de su teatro, que surgió como una
necesidad (que todos tenemos y tuvimos alguna vez) de montar sus propias obras
sin tener que rendirle cuentas a nadie, buscando traer a nuestro país –como ella
dice, en una decisión que pudo ser equivocada o no- los estrenos
internacionales más importantes del momento.
Por El Oficio Crítico han pasado dos obras dirigidas por Chela. En el
2008 se estrenó El beso de la mujer araña de Manuel Puig, una demasiado estilizada
historia dentro de una sórdida cárcel –como también menciona, ella es una víctima
más del colegio Villa María- pero con una de las mejores actuaciones de Paul
Vega hasta la fecha. Nuestro pueblo de Thornton Wilder, estrenada en el 2012,
fue un montaje redondo, que abordó la sencilla historia de una apacible
comunidad y la convirtió en un verdadero canto de esperanza y fe. A pesar de
dedicarse en los últimos años a la reseña de espectáculos independientes en salas
alternativas, El Oficio Crítico no pone en duda la calidad de las puestas en
escena de La Plaza. Acaso son algunos premios de fin de año los que nos produce migrañas.
Chela afirma leer muy seguido este blog (debo escribir, fue una grata sorpresa). Y por supuesto, resulta muy reveladora la opinión de Chela sobre el Premio Luces; también el hecho que un importante auspiciador haya abandonado a La Plaza por cuestiones “artísticas”; la preocupación por sus trabajadores, así como su total admiración hacia ellos; el tan necesario riesgo que asume para dar luz verde a sus proyectos; y el hecho que, actualmente, la directiva se encuentre propiciando un importante aporte a la dramaturgia nacional, como es el caso de Sala de Parto. La misma Chela reveló que en la primera edición de este concurso, fueron convocadas personas allegadas a su entorno; pero que en la edición de este año, se está descentralizando el evento para conseguir una mayor acogida y participación de diversos sectores.
Chela afirma leer muy seguido este blog (debo escribir, fue una grata sorpresa). Y por supuesto, resulta muy reveladora la opinión de Chela sobre el Premio Luces; también el hecho que un importante auspiciador haya abandonado a La Plaza por cuestiones “artísticas”; la preocupación por sus trabajadores, así como su total admiración hacia ellos; el tan necesario riesgo que asume para dar luz verde a sus proyectos; y el hecho que, actualmente, la directiva se encuentre propiciando un importante aporte a la dramaturgia nacional, como es el caso de Sala de Parto. La misma Chela reveló que en la primera edición de este concurso, fueron convocadas personas allegadas a su entorno; pero que en la edición de este año, se está descentralizando el evento para conseguir una mayor acogida y participación de diversos sectores.
Terminamos la conversación con la promesa de Chela de tender puentes
con toda la comunidad teatral de nuestra capital, a través de co-producciones o
de fomentar la difusión de obras alternativas. Acaso sea ésta la sensación que
me dejó esta charla: Chela De Ferrari es una entusiasta promotora de las artes escénicas
en el Perú y tiene un tenaz compromiso con nuestra comunidad. Bravo por ella.
Sergio Velarde
03 de abril de 2014
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