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miércoles, 26 de febrero de 2014

Crítica: LO RARO

Homenaje a ese entrañable cine de terror

Por una brevísima temporada, la Asociación Cultural Plan 9 presentó un sólido y atípico homenaje para todos aquellos amantes del cine de terror y suspenso de antaño, a través de un montaje compuesto por seis episodios articulados por la presencia de un misterioso narrador llamado S. T. Tumba, con su obligatoria revista Fangoria en su bolsillo trasero. Lo raro, obra del mexicano Roberto Aguirre Sacasa (entre cuyos créditos figura la serie de culto American Horror Story) y dirigida por el siempre eficiente David Carrillo, puede confundir o hasta distanciar a aquellos espectadores no muy involucrados con su temática, pero que ofrece un puñado de historias entretenidas y ejecutadas en escena con mucho respeto por las fuentes de las que bebe.

Así como en las cintas Creepshow (1982) y La Dimensión Desconocida (1983) o como en la serie Cuentos de la Cripta (1989–1996), la puesta en escena de Lo raro traslada al teatro las conocidas antologías de terror, con algunas historias mejor logradas que otras, pero manteniendo el mismo macabro espíritu. El primer cuadro, titulado Bloody Mary, juega con las convenciones de las leyendas urbanas, con varios guiños a conocidas sagas del género, en medio de una conversación entre dos calenturientos jovencitos en una solitaria carretera; en Amor Insectoide, se hace un homenaje a la clásica cinta La mosca (1958) de Kurt Neumann; y en Una obrita sobre el bebé de Rosemary, a la capital película de Roman Polanski de 1968. En Pantano gótico, acaso el episodio menos logrado, la mezcla de lagartos antropófagos, vudú y zombis con desinhibidos chicos y chicas de los ochentas no termina de cuajar; en la hilarante secuencia Una mañana light, la planificación de un crimen por parte de una frustrada esposa, junta en escena a su obeso esposo con su amante vampiro. Finalmente, en la inexplicable secuencia Cenando entre superamigas, dos heroínas conversan sobre sus hazañas de antaño, alejándose del propósito mismo del montaje.

Como toda producción de Plan 9, la ejecución escénica es impecable y las actuaciones de Martín Velásquez y Valentín Prado (de El Vigilante Enmascarado), Alicia Mercado (de 8 mujeres), Óscar Meza (de ¿Qué tortura?), y Marina Gutiérrez (de Las mujeres y Wallace) son solventes, bien dirigidas por Carrillo. Como su propio director lo mencionó en una entrevista, esta obra nació por el deseo de este grupo de exalumnos por presentar un montaje en medio de las obras Dúo y la inminente reposición de La Fiaca en el Teatro Larco; Lo raro no supera a Confusiones, otra comedia episódica también dirigida por Carrillo en el Teatro de Lucía, pero sí se convierte en un sólido homenaje para todos aquellos fans que gozamos con las buenas historias de terror de aquellos “años maravillosos”, que acaso nunca volverán.

Sergio Velarde
26 de febrero de 2014

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