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sábado, 30 de noviembre de 2013

Crítica: LOS DISFRACES

Cruel juego de identidades

La organización cultural La Fuente de Castalia ha venido presentando una serie de obras menores, pero no carentes de interés, desde el año pasado. Así llegaron a escena en el 2012: Secretos, de Raquel Diana; y El pórtico del cielo, de Román Sarmentero; dos discretos montajes con personajes sumergidos en situaciones surrealistas, que sirvieron más que todo como entrenamiento para su director Manuel Trujillo. En abril de este año se estrenó la tercera producción del colectivo, El ornitorrinco de Humberto Robles, una audaz anécdota sexual con un desenfadado trío protagónico. Ya finalizando el año, Trujillo y la Fuente de Castalia presentan Los disfraces, un texto del uruguayo Ricardo Prieto, que permite observar la consolidación del grupo y del director.

Convirtiendo el íntimo espacio de Teatro Racional en un ring de box, la pieza nos presenta la típica dupla disfuncional ama-criado, servida por hirientes diálogos que vuelan como flechas por el aire. La hija de una familia acomodada dedica su tiempo en humillar al mayordomo, por el que siente una obsesiva atracción, a pesar de sus vanos intentos por negarlo. Por su parte, el sirviente, a lo largo de la punzante y tensa conversación, se convierte en un ser mucho más peligroso de lo que aparenta cuando intenta consumar la seducción. La única manera en la que ambos pueden dar rienda suelta a sus bajas pasiones, es invirtiendo los roles, disfrazándose del contrario.

Con contados elementos escenográficos (dos cubos y dos percheros con los disfraces) y un funcional diseño de luces, la obra mantiene su fluidez durante sus 55 minutos de duración. El director y actor Carlos Acosta, a quien no veíamos actuar desde la fallida Nadar como perro, recrea con acierto al irónico y contenido mayordomo. Pero es la joven Gabriela Navarro la que sorprende con una interpretación enérgica y precisa al inicio, y también convincente en su cambio dramático hacia el final, manejando con mucha seguridad el texto. La Fuente de Castalia consigue con Los disfraces su trabajo más logrado hasta la fecha, y Trujillo continúa su sólida evolución como director.

Sergio Velarde
30 de noviembre de 2013

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