¿Nos quedamos o nos vamos?
Definitivamente este es el año de Eduardo Adrianzén: no sólo alcanzó
niveles de brillantez dramatúrgica con su última obra llevada a escena, La eternidad en sus ojos (2013), como un sentido homenaje a la veterana actriz
Sonia Seminario, sino que también varias de sus piezas anteriores han sido
revisitadas, incluidas Cristo Light (1997), a cargo de los alumnos del Club de
Teatro de Lima; la magnífica Azul resplandor (2008), auspiciosamente estrenada en
Brasil; y El día de la luna (1996), que será repuesta en breve en Teatro
Racional. Se trata sin duda, de un interesantísimo autor que refleja, como
ninguno, la dura época que le tocó vivir. En El nido de las palomas (2000), que
viene presentándose actualmente en el Teatro Mocha Graña, Adrianzén nos
transporta nuevamente a una etapa crítica que le tocó atravesar a nuestro país;
la obra mantiene una total vigencia, gracias al director Renato Fernández y al
trabajo en conjunto del elenco.
Adrianzén planteaba en aquella época la pregunta: ¿me voy o me quedo? Y
si bien su postura en escena luce relativa, la pieza El nido de las
palomas sí explora con acierto la desazón con el entorno que nos toca vivir y la idea de empezar
de cero en tierras extrañas. Aprovechando en aquel entonces el embarazo real de
las actrices Gabriela Billoti y Natalia Torres, el autor comenzaba a generar
espectáculos más íntimos, ante la crisis existente a finales de los años
noventa. Así como la Nina de los ochentas de La eternidad en sus ojos, la
imperiosa necesidad de “evacuar” el país en medio de la crisis hace mella en la
relación de Raúl (Patricio Villavicencio, protagonista de Demonios en la piel, también de Adrianzén) y Mónica (Yasmín Londoño); él está decidido
a alejarse de un Perú cada vez más enfermo; y ella, embarazada de siete meses,
no sabe si le darán la visa en su estado y además, no sabe realmente lo que
quiere, especialmente con la llegada de Patricia (Isabel Chappell, de Bolognesi en Arica), también embarazada, pero desencantada de haber emigrado.
La preocupación de Mónica, por el nido que unas palomas han creado en
el alero del departamento, resulta coherente con las consecuencias que traería
el inminente viaje. El director Renato Fernández consigue un montaje
entretenido, con una escenografía que remite (como menciona Gabriel Javier Caballero) a la misma confección de este “nido” a punto de ser abandonado. El
elenco es bastante inspirado: Villavicencio logra trasmitir la preocupación que
produce la responsabilidad de tener en sus manos una nueva vida; mientras Londoño
y Chappell salen airosas del reto que significa el hacernos creer su falso
embarazo y además, las motivaciones de sus acciones. El nido de las palomas, con
poemas de Juan Carlos de la Fuente y presentada por La Tribu Escena, confirma a
Adrianzén como uno de nuestros mejores y más sentidos dramaturgos; y esta
tardía reposición, 13 años después, sigue conmoviendo y haciendo de nuestro
duro recuerdo, la principal arma para enfrentar nuestro futuro.
Sergio Velarde
24 de agosto de 2013
dónde puedo encontrar las obras de Adrianzén? para leerlas?
ResponderEliminarPuedes ubicarlo en facebook para que te dé la información.
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