Intentando una mirada
diferente
¿Cómo generar el suspenso de una historia cuando sabes perfectamente en
qué acabará? Y no estamos mencionando en este acaso a aquellas tramas clásicas
o populares, que van desde los cuentos infantiles hasta las obras cumbres de la
literatura universal; enfrentar a un personaje histórico escénicamente resulta
complicado, pues el montaje en cuestión debe ir más allá de lo que todos, por
cultura general, sabemos. Se debe entonces profundizar las personalidades de
los personajes, desentrañar datos nuevos y agregar nuevos filtros para
conseguir diferentes miradas hacia aquello que ya sabemos de antemano.
Un intento que lleva ya dos fases, con la última aún por estrenarse, es
el iniciado por Teatro de la resistencia con Atahuallpa, intentando otra mirada.
Se trata de laboratorios de experimentación, en los que Beto Romero y su
versátil elenco buscan contar la misma historia, pero desde diferentes puntos
de vista, dotándola de un discurso propio a través de un logrado lenguaje
escénico. En el caso del montaje que reseñamos ahora, Pizarro: Crónica de
traición y conquista, presentada por el Teatro de Cámara con la dirección de
Rafael Sánchez, el corsé de “Crónica” le resulta muy apretado, ya que no se
permite un mayor vuelo en presentar la historia del conquistador español, más
allá de algunos aciertos puntuales, como la representación de algunos
personajes y un intento por dotar de una personalidad menos estereotipada y más
humana al Pizarro que interpreta el mismo Sánchez.
Con un correcto elenco, que incluye a Rubén Enzian, Josse Fernández,
Walter Huallpa, Mayra Loaiza, José Medina y Mariajosé Quiñones, todos ellos
narradores y personajes a la vez, la obra podría alzar un mayor vuelo, cuidando
todavía más algunos detalles como el vestuario, las maneras de hablar de cada
personaje, y la precisión y agilidad para continuar de una escena a otra. Estrenada
en temporada en el Auditorio “Taulichusco” del Museo Metropolitano de Lima, Pizarro:
Crónica de traición y conquista es un digno intento por maquillar hechos
conocidos y presentarlos como novedosos, agregando ciertos detalles que acaso nos
pasaron inadvertidos mientras escuchábamos a nuestros profesores de historia.
La utilización del multimedia, el sonido y las luces se irán corrigiendo y
puliendo con el transcurrir de las presentaciones itinerantes, así como una
mayor seguridad en la letra del personaje protagónico. En suma, se trata de un
montaje ideal para aquellos estudiantes que quieran afianzar sus conocimientos
fuera de los libros; y para el público en general, un espectáculo felizmente,
no carente de suspenso, que hace recomendable su visionado.
Sergio Velarde
28 de marzo de 2013
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