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lunes, 12 de mayo de 2008
Crítica: KARAOKE
Poco más de lo mismo
La idea no era mala: estando en un karaoke con micrófono en mano, la imaginación vuela, vivimos otras vidas y nos transportamos a universos en las antípodas de los propios. Cuatro historias de cuatro muchachos trabajadores de una empresa X, unidas por misteriosas llamadas telefónicas, le sirven al director Diego López y al guionista Gilberto Nué, para retratar la locura que cada ser humano lleva en su interior. Acompañados por un impecable y cuidadoso trabajo de producción (efectiva proyección de videos, oportuno uso de luces y sonido) esta empresa debería haber tenido una mejor suerte. Que quede claro: si Ud. busca sólo divertirse sin mayores pretensiones y pasarla bien, pues este "Karaoke" es, sin lugar a dudas, su mejor opción. Pero para quienes esperamos cuando cae el telón ese "algo más", ese abstracto "plus" que sentimos en contadas ocasiones, sólo podemos concluir que esta puesta en escena es una entretenida, simpática y agradable desilusión, que sólo ofrece los mismos contenidos de siempre, eso sí, muy bien reciclados con costosa inversión.
Se puede apreciar un gran trabajo y esfuerzo de parte de los cuatro actores por conseguir precisión en las variadas coreografías y por lograr sacar adelante cada una de sus escenas (monólogos), pero individualmente los resultados son muy disparejos: Julián Estrada no logra convencer del todo con su rutina del chico que se cree un perro, pero Emilram Cossío sí consigue óptimos resultados, disfrazándose de Barney e imitando a los diferentes vendedores que pululan por las calles limeñas. El carismático Manuel Gold tiene a su cargo la mejor secuencia de la obra como el mago impostor, sacándole el jugo a sus textos con un buen manejo del espacio y utilería. Lamentablemente Vera Castaño no puede llevar el barco a buen puerto con una débil y poco creíble interpretación del personaje que une todas las historias. Y es que una vez que sabemos de quién se trata, el suspenso se diluye y todas sus llamadas telefónicas resultan innecesarias. La interacción con el público puede ser manejada con más precisión y la jefa de escena podría prescindir de sus intervenciones "graciosas" a la fuerza.
Particularmente debo escribir que el público la pasa muy bien, y varias veces me uní al concierto de sonoras carcajadas. Pero el abuso de gags, lisuras y chistes de mecha corta me hicieron reflexionar sobre qué habría pasado si hubieran cambiado las corbatas y camisas por guayaberas y al remozado Teatro Mocha Graña por el anfiteatro del Parque Universitario. Hubiera resultado en un montaje más honesto y coherente. Y con pasada de sombrero. Definitivamente "Karaoke" es un espectáculo muy divertido, pero envuelto en un caro y estilizado papel de regalo que no guarda mucha concordancia con su reciclado interior.
Sergio Velarde
Hola:
ResponderEliminarPrimera vez que leo este blog y me parece genial que cada vez se den más espacios para intercambiar ideas sobre el teatro. Yo estudio teatro en la católica y fui a ver "Karaoke" el viernes pasado, quiero escribir mi opinión sobre la obra y tu crítica, y por mas que pueda ser contraria, de verdad no busco faltarle el respeto a nadie. Debo decir que estoy en desacuerdo con la crítica que has dado al decir que es "poco mas de lo mismo". Sinceramente creo que no has podido percibir el fondo de este montaje, que por supuesto que deja "algo más" cuando cae el telón, sobre todo preguntas, creo que el tema de la obra es el individuo como parte de una sociedad, lo que se supone que debe SER y lo que quisiera SER de verdad. Esta obra no tiene nada que ver con guayaberas, el uniforme de estos trabajadores está muy vinculado al tema del uniformidad de la sociedad y el ser parte de una masa y la vez ser seres muy particulares. Por otro lado, es cierto que la producción es muy limpia y clara y todo eso, pero resaltar eso es lo de menos, eso debe estar en todo montaje. Lo importante de este montaje es como son usados estos recursos para contar la historia. Una cosa que cabe resaltar de "Karaoke" es la creación de convenciones, de su teatralidad y su carácter lúdico, lo cual está muy bien logrado en las escenas grupales y en las interacciones de los personajes. Lo que más me ha gustado y he disfrutado de este montaje como alguien que estudia teatro, es que tanto el director como los actores han buscado un estilo para encontrar su propia forma de hacer teatro, por eso yo no diría que es "poco más de lo mismo", al contrario arriesgan mucho en su búsqueda y lo consiguen. Es una obra diferente con una propuesta diferente, que dice mucho sobre la mirada hacia los individuos de una sociedad. Y creo que si uno se queda en los chistes no puede ver eso. Hay muchas cosas que se proponen en el montaje que hacen que se cuestione. Esa es mi opinión. Volveré para leerte, me parece interesante tu espacio.
CLAUDIA TANGOA
Muchas gracias por tus palabras. Por supuesto que todos los comentarios son bienvenidos. Saludos.
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