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miércoles, 21 de mayo de 2025

Crítica: SOLTERA, CASADA, VIUDA Y DIVORCIADA


Risa, sátira y complicidad: la obra que rompe el silencio femenino

El pasado miércoles, el equipo de Oficio Crítico asistió a la presentación de Soltera, casada, viuda y divorciada, dirigida por Milagros Morales. La obra, escrita por el dramaturgo argentino Román Sarmentero, propone una puesta en escena atrevida, cargada de humor y crítica social, donde se abordan las vivencias de cuatro mujeres. 

La dirección de Milagros Morales apuesta por una narrativa no lineal, tipo stand-up, en la que cada personaje —soltera, casada, viuda y divorciada— representa una voz única que, a su vez, se entrelaza con las otras. Desde el inicio, la obra rompe la cuarta pared: las actrices interactúan directamente con el público, anunciando la convención teatral que veremos, la cual no sigue una estructura convencional. Esta fórmula logra una fuerte conexión gracias a la sinergia entre dirección y elenco.

La historia gira en torno a lo que las mujeres callan: desde lo erótico hasta lo socialmente silenciado. Abordan los temas con sátira, cruda y burlesca, lo cual permite hablar de temas complejos con humor picante y desenfadado, generando incomodidad reflexiva en el espectador. Lejos de ser solo entretenimiento, la obra se convierte en una denuncia ácida contra una sociedad conservadora que invisibiliza las necesidades femeninas.

El elenco, compuesto por cuatro talentosas actrices, sostiene con fuerza el ritmo dramático. Su capacidad para alternar entre monólogos íntimos y diálogos dinámicos da cuerpo a una ficción que se mueve con agilidad. Incluso en momentos donde elementos técnicos no respondieron, las intérpretes supieron adaptarse y aprovecharlo para potenciar la comicidad. Su entrega en escena es destacable por su escucha, claridad, interacción constante y conexión con el público.

La escenografía minimalista se basa en un espacio casi vacío, donde la utilería sugiere entornos y situaciones concretos. Esto permite que la acción actoral cobre protagonismo. La iluminación complementa con precisión las escenas clave: monólogos y momentos íntimos. Ayuda a situar emocional y espacialmente a los personajes.

El vestuario también juega un papel narrativo: cada personaje cuenta con una paleta de colores que refuerza su identidad. La viuda viste en rojo y negro; la casada, en verde y blanco con flores; la divorciada, de azul; y la soltera, en tonos grises y negros. Estas elecciones reflejan tanto el carácter como la temporalidad de cada mujer, aportando coherencia a la construcción escénica. El sonido cumple su función al ambientar y dar dinamismo a las escenas. Lo más importante es que, pese a cualquier dificultad, la obra mantiene su efecto: entretener, provocar y reflexionar. 

Soltera, casada, viuda y divorciada es una comedia hilarante que invita a la reflexión. Desvergonzada, crítica y profundamente humana, ofrece al espectador una experiencia catártica a través de la risa y la verdad sin filtros. En escena: Cecilia Tosso, Susan León, Titi Plaza, Karla Medina, Alexander Ugalde y Juanma Chirinos.

Rubén Aquije

21 de mayo de 2025

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