Sólida y sincera selección
La temporada de abril de Kortas ha recolectado una agradable y entretenida selección para los días martes, desde lúdicas propuestas con el público hasta dos coincidencias temáticas pero desde lugares muy distintos. Analicemos:
Hice match
Una propuesta honesta y con carta libre para añadir y complejizar, pero desde su sencillez inicial ya se siente fresca y sobre todo, tierna. Con Manchi Ramírez en código clown dirigiéndose emocionado a una primera cita de Tinder (dígase, una persona del público).
Es notoria la facilidad de Ramírez para el clown y el manejo del público, desde sus comentarios con la masa y en especial con la persona elegida para la “cita”, con mucha propuesta de juego y conexión. Poner a una persona del público en el rol de una cita siempre es riesgoso, pero Ramírez lo lleva con respeto y con inocencia. El comentario sobre la inmediatez y la urgencia con la que llevamos las relaciones en tiempos de Bumble así como los gags físicos están todavía algo crudos, pero pueden cocinarse más a punta de que Ramírez continúe el experimento. El material que tiene para seguir añadiendo es infinito.
Bajo la misma fe
La mano del destino hizo que viera esta obra religiosa un día después del fallecimiento de Francisco, y quizás influyó a que apreciara más el viaje. Está construida de manera muy correcta desde la dramaturgia, con dos personajes cuyos objetivos se confrontan de manera muy fluida, y tanto los colores como el código actoral se complementan muy bien.
Quizás el giro del final es algo previsible, pero el montaje evita que este caiga en la humillación o redención del personaje. En cambio, es tomado como lo que es: el resultado triste de una cultura que les enseña a las personas homosexuales a odiarse a ellas mismas. Gherson Flores y Joel Calderón dan actuaciones sólidas y con energías que se sienten complementarias entre sí, con Fernando Barrs haciendo el equilibrio entre los dos. En general, es un drama divertido, y quizás justo muestra del legado de Panchito es que podamos tener obras sobre religión y sexualidad desde un lente esperanzador.
Hamlet en 15 minutos
Este clásico de Tom Stoppard, mismo autor de Rosencrantz y Guildenstern han muerto, es una experiencia divertida desde su premisa: resuman en quince minutos una obra famosamente larga. Christian Paredes sube la apuesta de la original con el detalle de que solo dos actores hagan todos los papeles. Un limitante no siempre es un defecto, y efectivamente, la limitación lleva al límite a los dos intérpretes, que se olvidan escenas, hablan consigo mismos y abordan una natural comedia física.
Hay varios gags que se van repitiendo, en especial el juego con las coronas y el juego de olvidarse de escenas, y eso hace que no siempre golpeen con la misma fuerza. Pero la repetición no es mayormente un detrimento, y el frenesí de los actores es lo suficientemente palpable para llevar a la carcajada. La desesperación es clave para el éxito de los actores.
Ada y Evo
¡Una segunda obra que mezcla la temática religiosa con la LGBTQ+! Esta vez, más puramente desde la comedia. Jesús Oro entrega un texto entretenido y lleno de referencias para la comunidad, que son además externalizadas bien por Gretha Bazán (Ada) y Josué Parodi (Evo), quienes entienden la tarea a la perfección y dan buenas interpretaciones, sin sentirse ni paródicos ni monótonos, sino en un punto justo que facilita la comedia y la exageración. El Dios con el que hablan no se siente igual de bien definido en su construcción, y cumple más la función cómica que se necesite en el momento.
Más allá de lo último, Ada y Evo maneja el humor en una escala muy natural, a medida que las estrategias de los dos protagonistas por repoblar la Tierra siendo homosexuales se vuelven más desesperadas sin que su obstáculo principal se deje de lado o se abandone por conveniencia. La solución final, en particular, da a la obra la conclusión absurda y carcajeable que merece.
José Miguel Herrera
23 de abril de 2025
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