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viernes, 29 de noviembre de 2024

Crítica: CARPÍN DORADO y EL PAPIRO


Tristes despedidas y conspiraciones religiosas

Una primera temporada, compuesta por dos obras de formato breve, es la que viene presentando el colectivo Paso de Gato Teatro en Casatomada Librería & Café de San Isidro. Con dos temáticas muy distintas: una, que afectará la relación íntima de una pareja que conserva en su hogar dos carpines dorados en su pecera; y la otra, que alterará la creencia de millones de personas en el mundo de ser revelada. Ambas propuestas, dirigidas por Ricardo Caffo, joven director ya experimentado en el mencionado formato, funcionan dentro de sus respectivos universos, a pesar de ciertas limitaciones técnicas que ofrece el espacio elegido y que deberían ser ajustadas para futuras temporadas.    

Carpín dorado es, ante todo, un drama intimista. Escrita por Diego La Hoz, la pieza anticipa su derrotero desde el título, nombrando a esta especie de frágil pececillo que debe cuidarse al extremo para asegurar su supervivencia. Así como la relación existente entre Carolina y Sofía, quienes luego de cinco años conviviendo ven peligrar su estabilidad, debido a la decisión (inexplicable, al inicio) de mudarse al extranjero de una de ellas. Muy buen trabajo de la dupla Valquiria Huerta-Milagros López Arias, especialmente la primera, consiguiendo un conmovedor diálogo que nos enseña que, a veces, la mejor manera de demostrar el amor hacia una persona es, lamentablemente, alejarse de ella. 

Por su parte, El papiro, escrita por Yamil Sacín, inicia con la proyección de una escena de la polémica película de Scorsese de 1988, La última tentación de Cristo. Si bien la teoría de una posible descendencia de Jesús y María Magdalena no es nueva, el espinoso encuentro de la racional investigadora Andinnia López-Cano, que tiene en su poder el documento que probaría la mencionada hipótesis, con el ambiguo sacerdote Pedro Olórtegui, contiene los suficientes giros argumentales para mantener el suspenso bien dosificado hasta el final. Las buenas actuaciones, especialmente Olórtegui en un papel inesperado, suman a crear la intriga que la puesta requiere. Mejorar la calidad del audio y del video, así como adecuar el espacio para la comodidad del público, serían las tareas pendientes para lograr una experiencia teatral más redonda. Felicitaciones al colectivo Paso de Gato Teatro en su afán por presentar espectáculos de formato breve intensos y entretenidos.

Sergio Velarde

29 de noviembre de 2024

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