Páginas

viernes, 1 de noviembre de 2024

Crítica #899: LA TRAGEDIA DE UN HOMBRE COMÚN


La triste historia de un soldado

Woyzeck, escrita por el alemán Georg Büchner en 1879, es una pieza teatral no solo difícil de categorizar, sino también de llevar a escena. Al morir el autor, el texto quedó inconcluso y varios escritores se encargaron de terminarlo póstumamente. Este se basa en el caso real de la ejecución de Johann Christian Woyzeck en 1824, por haber este apuñalado en plena vía pública a su amante; el caso ganó notoriedad, ya que era la primera vez en la que se alegaba locura como defensa, aunque sin éxito, en el sistema judicial alemán. Büchner, inspirado por la historia, escribió el que es considerado el primer drama social contemporáneo, así como un precursor del estilo expresionista alemán. Recientemente, se presentó una nueva versión en el Centro Cultural Peruano Japonés, retitulada La tragedia de un hombre común, adaptada y dirigida por Godo Lozano, que si bien mantiene el espíritu del material original, sí se requiere de algunas revisiones en su ejecución para mejorar el producto final.

La historia muestra dos claras líneas argumentales, presentadas en escenas sucesivas que giran alrededor del protagonista, un joven soldado llamado Woyzeck: por un lado, su apasionada relación con su amante y el posterior descubrimiento de su infidelidad; y por el otro, el sometimiento al que es víctima por parte de sus superiores en rango y por un doctor. Los ajustes que deberían considerarse tienen que ver más con las formas y así involucrar de manera más efectiva al público con la trama: el elenco, esperando a los costados del escenario antes de salir a actuar, incluso cambiándose de vestuario ante la vista del espectador, resulta distractivo; así como la convención de los cambios de escena junto con los apagones, que no siempre se respetan. Los efectos de sonido también podrían moderarse, especialmente en el volumen, ya que en ciertos momentos dificultan el entendimiento de los diálogos.

Otro aspecto que debería revisarse es el apartado actoral. Los intérpretes, entre quienes se encuentran Arturo Céspedes, Gisela Oncoy, Aldo Sánchez, Misael Acho, Moisés Aurazo y Onasis Toro, funcionan bien en sus respectivos personajes, pero falta una unificación en el estilo de las actuaciones, para que puedan calar con más contundencia en el público con sus historias. Logrado, eso sí, el turbulento mundo interior del protagonista, que deja verse en la escenografía del fondo y en la atmósfera creada con las luces y el sonido. La tragedia de un hombre común, producida por DAHZ Teatro, es una arriesgada propuesta escénica con algunos ajustes por revisar, que busca retratar no solo la ambigüedad de la condición humana, sino también los abusos y castigos que experimentan los más oprimidos.

Sergio Velarde

2 de noviembre de 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario