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martes, 4 de junio de 2024

Crítica: AZUL, UNA AVENTURA DE COLORES


Hubiera deseado tener una linterna y jugar en la oscuridad

Desde que ingresamos al espacio se percibe una atmósfera fantástica. Los payasitos que nos recibieron eran geniales, jugaban con nosotros, nos hacían bromas y conversaban con todos los que íbamos ingresando, peculiarizando algún elemento que encontraban en el público, ya sea su manera de caminar, su energía, algo que llevaban en la manos o iban comiendo. Una situación muy activa para los intérpretes y dinámica para los espectadores; por un momento creí que solo eran parte de la recepción, pero después descubrí que ambos eran parte de las escenas de la obra. Visualmente la propuesta es muy atractiva, las linternas que los niños tienen en las manos deambulan en la oscuridad y fomentan un ambiente mágico, la música está bien colocada, hay una banda en vivo que armoniza todos los pormenores de la obra, esta situación es un gran plus para la fantasía del espectáculo. La música acompaña muy bien todo el transcurrir de la historia, hay momentos en los que los intérpretes cantan. Al principio, cuando la protagonista presenta a sus amigos colores, el ritmo es exquisito, la composición sonora también; sin embargo, la letra no se alcazaba a entender con claridad, situación que disminuía la calidad de la composición; en otros momentos, cuando las canciones fueron más lentas, la voz estuvo un poco más clara y lo que trataban de decir se entendía mejor.

La historia es un poco larga, y la gran pregunta que me despertaba mientras emocionado miraba lo que sucedía, es si es teatro para niños o teatro para aquellos adultos que tenemos un niño interior. Anoto esta cuestión, porque los niños estuvieron muy emocionados en el recibimiento de Par e Impar, los dos payasitos, que dicho de paso contaban con una energía fantástica y una presencia encantadora; pero cuando la historia comenzó, empezaron a dispersarse y se volvió muy larga. Quizá los momentos espectaculares, como las apariciones de los personajes del Dragón o la Luciérnaga captaban su interés, pero por lo demás, parecían no seguir la ilación de la historia. Es cierto que eso sucedía con los más pequeños, mientras que los ya casi adolescentes permanecían atentos a lo que sucedía. Es así que me cuestiono sobre cómo podría ser el mejor teatro para niños en la actualidad, es necesario una trama tan compleja y larga o simplemente debemos buscar momentos pequeños en donde la atención del infante es nuestra. 

Por otro lado, pese a las dificultades para entender las primeras canciones, el trabajo vocal es muy bueno, resalto la composición de la Luciérnaga, desde la animación de objetos y desde la particularización de la voz. La intérprete dejaba una cadencia peculiar al emitir la voz de este ser fantástico, algo que amenizaba mis oídos y me parecía cercano a lo que es una construcción de personaje, alguien único, que solo existe cada vez que se prenden las luces y baja el telón.

Por lo demás, personalmente, salí encantado de la puesta en escena, me relajé mucho y el desenvolvimiento de los intérpretes fue muy bueno, me gustaron mucho Par e Impar, también Garabato, la Luciérnaga y el Dragón.

Azul, la protagonista, tenía un buen esquema corporal, sus desplazamientos mostraban una calidad técnica y su voz era familiar a un evento para niños; aun así, la sentí un poco lejana para mí, esto es una opinión subjetiva, pero pese a ello su simpatía en el escenario causaba mucho interés. Sería interesante preguntar a un niño su opinión sobre lo sucedido, esto podría dar con más exactitud indicios si las estrategias y la interpretación funcionó. Desde la mirada de un adulto que sigue siendo niño, me encantó el espectáculo y el ambiente, pero la historia se hizo un poco densa, la conexión entre los acontecimientos escénicos no me quedaba muy clara.

La banda, mención aparte, cautivó mis sentidos desde que ingresé al espacio, la sonorización de los momentos fue increíble, la mezcla de ritmos y de instrumentos percutivos con sintetizadores aportaba una esencia de luz y de sucesos mágicos. El trabajo artístico y de producción están en muy buen nivel, las cuestiones para reflexionar quizá serían sobre qué es el teatro para niños, cómo se encuentran los niños en el 2024 y qué herramientas o estrategias podemos usar para realizar un buen espectáculo para ellos. Por lo demás, hasta ahora, sonrío por lo sucedido, hubiera deseado tener una linterna y jugar en la oscuridad.

Moisés Aurazo

4 de junio de 2024

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