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lunes, 20 de mayo de 2024

Crítica: KISMA


Círculos interminables

Atmósfera Alterna – Grupo de Teatro culminó el fin de semana con la breve temporada de Kisma, escrita por K´intu Galiano y dirigida por René Ynquillay. Las funciones tuvieron lugar en el Teatro del Juego (Lince).

La narrativa presenta a Esther (Grecia Morales), una mujer andina que, a través de un intenso y conmovedor monólogo, revive momentos de su vida marcados por la violencia y las carencias afectivas, hasta llegar a un punto sin retorno en su relación con la maternidad; además del evidente deterioro de su salud mental, como consecuencia de su historia. Completa el elenco María Belén Yulén con el personaje de “Mujer”, quien detona la señal de dónde se encuentra la protagonista en la actualidad.

El escenario íntimo del Teatro del Juego es ideal para recrear esta suerte de habitación en la que se encuentra Esther, tejiendo y cantándole a su vientre que denota un avanzado estado de gestación. Por otro lado, el complemento luminotécnico es otro factor importante dentro de la puesta, aportando a los cambios de escena.

Vale destacar la interpretación de Morales, quien trabaja un acento sostenido, así como los gestos y la mirada, revelándonos poco a poco a su personaje, que ha tomado decisiones irremediables y cuestionables; sin embargo, no deja su condición de ser humano, llevado al extremo –quizá- por un círculo interminable de abandono y violencia.

Kisma es una intensa puesta en escena que aborda temas como la salud mental, la maternidad y la pérdida, representados en una mujer del ande, que a través de su mirada, como si de gritos silenciosos se tratase, pide una nueva oportunidad, aunque su destino parece estar marcado.

Maria Cristina Mory Cárdenas

20 de mayo de 2024

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