Nuevas voces en el teatro
Telón Mestizo, bajo la producción general de Víctor Lucana,
presenta (Des)Encuentros de obras cortas, un tríptico de microobras de
dramaturgia latinoamericana, que explora diversos géneros, desde la comedia
hasta el suspenso.
La primera pieza, La lengua del pájaro carpintero
escrita por Gustavo Ott, es interpretada por Diego Horda y la destacada
actuación de Estrella Cruzado, dirigidos por el mismo Lucana. En ella, se narra
la evolución de una relación amorosa a través de sus fases críticas: juventud,
paternidad, separación, conflictos y reconciliación. La narrativa y la
dirección logran emocionar al espectador, con una obra sincera con la que
público puede identificarse. Sin embargo, la transición entre escenas y la
disposición espacial de los actores requieren refinamiento para mejorar la
fluidez del montaje. Por otro lado, los pocos elementos de utilería deben estar
mejor cuidados en cuanto a la disposición en el espacio para que no ensucien el
escenario.
En Retretes, la segunda obra escrita por Adriana
Genta, la dirección está a cargo de Miguel Díaz y con las actuaciones de
Florencia Guzmán y Maribel Gutiérrez. La dirección e interpretación de las
actrices logra transmitir una atmósfera de tensión y el misterio que envuelven
a dos amigas atrapadas en un baño con una bolsa que insinúa contener restos
humanos. Con tan solo tres cintas masking tape pegadas al suelo y las
acciones de las actrices logran dar a entender que la escena transcurre al
interior de un baño. Sin embargo, la trama se ve perjudicada por la falta de
claridad contextual sobre la ubicación y los acontecimientos externos, dejando
importantes interrogantes sin resolver. El abrupto final parece precipitado y
desconecta al público de la historia central, perdiendo fuerza la propuesta.
La última obra es Dios es un bicho de Enrique Olmos,
dirigida por Florencia Guzmán y las actuaciones de María Beltránes, Estrella
Cruzado y Nicolás Chinchilla. En la historia, tres niños debaten sobre el
controversial nombre de su mascota, Dios, generando un diálogo que plantea
profundas preguntas y reflexiones sobre las creencias adultas vistas a través
de los ojos de niños pequeños, así como la tolerancia y los prejuicios. Los
actores logran transmitir bien la inocencia, ingenuidad y ternura propia de la
infancia, con una propuesta de dirección dinámica ágil que permitía tener un
timing adecuado y mantener la atención del público, aunque a veces podría
resultar confuso seguir la historia al plantear tantos cambios de personajes
entre los actores en tan poco tiempo.
En conjunto, Telón Mestizo se está posicionando como un
promotor de voces nuevas en el teatro, proporcionando un espacio necesario para
el talento emergente. Estaremos expectantes de sus futuras producciones,
anticipando más propuestas que desafíen y enriquezcan el panorama teatral.
Alexandra
Valdivieso Chudán
16 de abril de 2024
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