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miércoles, 14 de febrero de 2024

Crítica: SOÑANDO EN UN JARDÍN DE PULPOS


Entretejiendo en la playa

Jardín de Pulpos es una obra de Arístides Vargas que, como muchas de otras de sus composiciones, aborda temas de la memoria, el desarraigo y la búsqueda de identidad. Soñando en un jardín de Pulpos de Karen Vivero toma la idea de esa playa como el lugar utópico donde la protagonista de la obra busca ser feliz y toma la estructura de sueños para mostrar el pasado y reflexionar sobre ella. Al explorar la historia personal de la protagonista y su conexión con la violencia doméstica, la pérdida de un ser querido y las luchas individuales, la trama se sumerge en la complejidad de la vida y la resiliencia humana.

Cuatro cajas, un biombo y vestuario para cada uno de los tres personajes con los que sueña la protagonista son recursos suficientes para dar vida a esta historia.

¿Qué son los sueños? Son el rayo infinito de la memoria.

La primera caja donde la protagonista aparece sentada desde el ingreso de los espectadores sirve como punto de partida para ir a ese jardín de sueños donde buscará entenderse y entender el mundo y encontrar esa felicidad esquiva. Lo hace soñando que vuelve a su niñez y enfrenta a tres personajes significativos que representan distintas facetas de su vida.

Los hombres prefieren entregar el dedo gordo antes que entregar el corazón.

La segunda caja viene de la mano del sueño de la tía como una mujer maltratada por su pareja y que acepta ese destino; la lucha que plantea es la de buscar resistir antes que buscar cambiar las condiciones.

¿Por qué se fueron y me dejaron a mí solita? ¡Claro!, el señor se muere y a mí que me parta un rayo, ¿no es cierto?

La tercera caja que muestra a la madre de la protagonista es la más interesante. Es un cúmulo de emociones: de la persona valiente que lucha contra la adversidad por criar sola a su hija, por el miedo diario que no ser capaz de hacerlo, por su capacidad de superar expectativas, por su continua lucha contra los obstáculos que se enfrenta por su género y situación y por esas ganas de decir basta, aquí me bajo del tren de la vida, pero que a pesar de todo encuentra esa chispa minúscula que la hace seguir adelante.

El problema es que si olvidamos lo que nos duele, posiblemente olvidemos lo que nos puede hacer felices.

El desarrollo de la cuarta caja, donde se encuentra con su yo adulta, sugiere que la vida está marcada por una mezcla de momentos buenos y malos, y que olvidar las experiencias negativas también implica perder las lecciones aprendidas y las fortalezas adquiridas. La protagonista le ofrece a su yo más joven la perspectiva de que, a pesar de las dificultades, la vida continúa y puede ser reconstruida a pesar de los nudos que literalmente se van formando en el escenario.

En general, la obra ofrece una mirada sensible y reflexiva sobre la complejidad de la vida, con una justa exploración de las posibilidades de resiliencia y crecimiento personal en medio de las dificultades.

La obra está protagonizada por Silvana Oblitas, que construye este personaje en forma acertada; el uso de la voz en off, en cierto momento en desmedro de decirlo directamente, me sacó un momento de la obra, pero no fue nada significativo con respecto a todo el conjunto.

Espero saber pronto de más proyectos escénicos de Silvana Oblitas y Karen Vivero.

Nos vemos en el teatro.

Ulises Cabanillas

14 de febrero de 2024

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