Entretejiendo en la playa
Jardín de Pulpos es una obra de
Arístides Vargas que, como muchas de otras de sus composiciones, aborda temas
de la memoria, el desarraigo y la búsqueda de identidad. Soñando en un jardín de Pulpos de Karen Vivero toma la idea de esa
playa como el lugar utópico donde la protagonista de la obra busca ser feliz y
toma la estructura de sueños para mostrar el pasado y reflexionar sobre ella.
Al explorar la historia personal de la protagonista y su conexión con la
violencia doméstica, la pérdida de un ser querido y las luchas individuales, la
trama se sumerge en la complejidad de la vida y la resiliencia humana.
Cuatro
cajas, un biombo y vestuario para cada uno de los tres personajes con los que
sueña la protagonista son recursos suficientes para dar vida a esta historia.
¿Qué son los sueños? Son el rayo infinito de
la memoria.
La
primera caja donde la protagonista aparece sentada desde el ingreso de los
espectadores sirve como punto de partida para ir a ese jardín de sueños donde
buscará entenderse y entender el mundo y encontrar esa felicidad esquiva. Lo
hace soñando que vuelve a su niñez y enfrenta a tres personajes significativos
que representan distintas facetas de su vida.
Los hombres prefieren entregar el dedo gordo
antes que entregar el corazón.
La
segunda caja viene de la mano del sueño de la tía como una mujer maltratada por
su pareja y que acepta ese destino; la lucha que plantea es la de buscar
resistir antes que buscar cambiar las condiciones.
¿Por qué se fueron y me dejaron a mí solita?
¡Claro!, el señor se muere y a mí que me parta un rayo, ¿no es cierto?
La
tercera caja que muestra a la madre de la protagonista es la más interesante.
Es un cúmulo de emociones: de la persona valiente que lucha contra la
adversidad por criar sola a su hija, por el miedo diario que no ser capaz de
hacerlo, por su capacidad de superar expectativas, por su continua lucha contra
los obstáculos que se enfrenta por su género y situación y por esas ganas de
decir basta, aquí me bajo del tren de la vida, pero que a pesar de todo
encuentra esa chispa minúscula que la hace seguir adelante.
El problema es que si olvidamos lo que nos
duele, posiblemente olvidemos lo que nos puede hacer felices.
El
desarrollo de la cuarta caja, donde se encuentra con su yo adulta, sugiere que
la vida está marcada por una mezcla de momentos buenos y malos, y que olvidar
las experiencias negativas también implica perder las lecciones aprendidas y
las fortalezas adquiridas. La protagonista le ofrece a su yo más joven la
perspectiva de que, a pesar de las dificultades, la vida continúa y puede ser
reconstruida a pesar de los nudos que literalmente se van formando en el
escenario.
En
general, la obra ofrece una mirada sensible y reflexiva sobre la complejidad de
la vida, con una justa exploración de las posibilidades de resiliencia y
crecimiento personal en medio de las dificultades.
La
obra está protagonizada por Silvana Oblitas, que construye este personaje en
forma acertada; el uso de la voz en off, en cierto momento en desmedro de
decirlo directamente, me sacó un momento de la obra, pero no fue nada
significativo con respecto a todo el conjunto.
Espero
saber pronto de más proyectos escénicos de Silvana Oblitas y Karen Vivero.
Nos
vemos en el teatro.
Ulises Cabanillas
14 de febrero
de 2024
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