D’Amore, siempre presente
Mientras el Club de Teatro de Lima siga promoviendo las
artes escénicas en la capital, como lo viene haciendo desde hace ya 70 años, el
legado del maestro Reynaldo D’Amore continuará ininterrumpidamente. Sin contar,
por supuesto, con la numerosa cantidad de alumnos que alcanzaron a conocerlo y
valorarlo. D’Amore fue, desde que llegó a nuestro país en 1952, un consumado
actor, director y profesor de Teatro y Oratoria; lo que acaso la mayoría
desconocía era que el maestro también escribió textos para la escena. Y fue
justamente, como parte de las celebraciones por las primeras siete décadas del
Club de Teatro de Lima, todo un acontecimiento la representación de dos textos
inéditos de D’Amore, titulados Junto, muy
junto y Pequeño amor, vida, llevados
a escena por profesores y exalumnos de la institución, dirigidos por Paco
Caparó.
Como era de esperarse, ambas piezas, curiosas y hasta
sugestivas, comparten una temática en común, que es la del compromiso y sacrificio
que debe hacerse al emprender el camino como artista. La primera pieza,
terminada de escribir por el experimentado Caparó, muestra la conversación
entre un aburrido oficinista (Gerardo Cárdenas), que es en realidad un
frustrado artista, y su preocupada esposa (Cintia Díaz del Olmo), quien
sospecha que algo extraño le ocurre a su cónyuge. Y en la segunda, una pareja
de actores en horas bajas (Pold Gastelo y Sylvia Majo) ensayan una escena de
una obra que quizás nunca llegue a concretarse, mientras ficción y realidad
conviven, por momentos, en el mismo plano. Muy correctas las actuaciones de ambos
elencos, que incluyen también al mismo Caparó y a los jóvenes Erick Hurtado y
Andrea Cabrera en papeles clave.
La puesta en escena luce prolija y funcional, con el
mobiliario justo para crear los espacios de ambas secuencias, así como en el manejo
del apartado técnico. Se nota el esmero y cuidado para llevar a escena estas
piezas, tomando en cuenta que se trata de una atípica creación dramatúrgica del
fundador del Club de Teatro de Lima. Y es que acaso la mayor fortaleza de este
díptico teatral, más allá de las virtudes en escena que se destacan de ambas
obras cortas, sea la de descubrir al D’Amore autor, un creador sensible e
ingenioso sobre el papel, y del que tenemos ahora (para los que lo conocimos y
los que no tuvieron esa suerte) un aspecto más que admirar de una de las
figuras más indispensables y emblemáticas de nuestra comunidad teatral.
¡Felicidades al Club de Teatro de Lima por sus primeros 70 años de vida
institucional!
Sergio Velarde
17 de enero de 2024
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