Un músico y un grupo
Un teclado KORG, una
batería, una guitarra y un bajo. Un músico y un grupo, un grupo y un músico.
Revolvamos todo y volemos al principio. Pero... ¿cuál es el principio?, y... ¿hay
un final?
Un escenario para una
tocada es el punto inicial para el viaje de Gabriel Iglesias, a través un
apasionado e imaginativo mundo de recuerdos.
Como es de esperar, la
primera parte es una presentación del músico, de aquellas pequeñas o grandes
anécdotas que van forjando su interés por la música y el arte en particular, y
también permiten establecer una conexión emocional e identificación de parte de
los espectadores para con el protagonista y prepararnos para el desarrollo
posterior de la obra.
Como tema central,
realiza la presentación de su banda: en la guitarra, un huevo gigante con un oído
excepcional y una habilidad inigualable en su instrumento; un bajista de dos
metros y medio, con serios problemas de libido muy alto; y una niña autista,
con un don especial para la batería.
El desenlace se
materializa a través de un evento trágico que le sucede a un miembro de la
banda y ocasiona un sentimiento de culpa al protagonista. Como habrán podido
notar por la descripción de los miembros de la banda, estos en realidad son una
extensión del propio protagonista, de sus miedos y temores; y una forma de
lidiar con ellos es a través de darles una forma y con ella, también
representar un arquetipo de muchos personajes que cada uno de nosotros puede
encontrar en su propia vida.
Profundizando en la
propuesta teatral, si bien la trama principal de la historia es lineal, esta alterna
convincentemente las elipsis para mostrar a los personajes y lo que los
identifica, entrelazándola con fragmentos musicales, que no solo mantienen un
ritmo envolvente, sino que también buscan difuminar la frontera entre lo real y
lo ficticio. La combinación de narrativa y música crea una experiencia teatral
inmersiva, que nos transporta a un estado emocional semejante al que
experimentaríamos en un concierto. Las elipsis son utilizadas de manera
interesante para revelar gradualmente las complejidades del propio protagonista
a través de un alter ego, permitiéndonos conectar con sus emociones y
motivaciones de una manera genuina.
No hay final claro,
porque no debería haberlo, porque encontrarlo está ya en la parcela de cada uno
de nosotros.
En resumen, Criaturas Ansiosas es un unipersonal que
nos muestra una conmovedora conexión entre la creatividad y la sanación, con
una excelente actuación de Iglesias y que nos invita a reflexionar sobre el
poder de la imaginación para enfrentar la realidad, invitando a que nosotros
mismos nos preguntemos sobre cómo llevamos nuestra propia salud mental.
Criaturas Ansiosas se presentó en el sótano de Selina por solo
cuatro funciones; esperemos que pronto haya una reposición.
Ulises Cabanillas
8 de octubre de 2023
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