Diluvio noventero
Todos los veranos son lo mismo en nuestro país. Ya sea en mayor o menor medida, los fenómenos meteorológicos han provocado (y seguramente seguirán provocando) enormes daños en las distintas regiones de nuestra nación. Este año acaso haya sido uno de los peores, no solo con los cambios drásticos de temperatura, sino también con inundaciones y huaicos que han traído incluso numerosas pérdidas humanas que lamentar. Es por ello que resulta muy pertinente la actual temporada de Todas las gallinas vuelan, con texto, actuación y dirección adjunta de la muy interesante dramaturga Rocío Limo, en el Teatro de Lucía. Y si bien este fenómeno climático no es el tema neurálgico de la puesta, sí que se convierte en el marco adecuado para una conmovedora historia familiar, cargada de mucho lirismo.
Limo nos traslada al norte del Perú en los años noventa, en medio de uno de los fenómenos de El Niño más intensos de los que se tenga registro. Dos pequeñas niñas (Yamile Caparó y Verony Centeno) habitan una destartalada casa con gallinero incluido en el segundo piso, en medio de una persistente lluvia, mientras juegan a sus anchas ante la constante ausencia de la madre (Julia Thays), que pasa todo el tiempo tratando que le den a la abuela una atención digna en el hospital. La directora Vera Castaño presenta con mucha sensibilidad la mencionada historia, con un funcional andamio de dos pisos en el escenario y sugerentes proyecciones de video, contrastando la imaginativa y lúdica relación de Caparó con las aves de corral (incluida Limo como la Reina de las Gallinas), con las muy mundanas y tristes consecuencias de los encuentros de Centeno con su enamorado, y la desesperación de Thays ante el calamitoso estado del centro de salud que atiende a su madre.
Muy buenas las actuaciones del elenco, con las siempre sólidas y convincentes Centeno y Thays. Por su parte, Limo aprovecha su breve participación para realizar una llamativa caracterización. Quien sorprende gratamente es Caparó, demostrando una gran madurez en escena al interpretar a un personaje pleno de matices. Repleta de simbolismos, Todas las gallinas vuelan, presentada por el colectivo Tejido Abierto Teatro Lima, delata tristemente, desde el título, lo absurdo de suponer que la desidia de las autoridades, el machismo imperante y la violencia hacia las poblaciones vulnerables lleguen a cambiar alguna vez en el Perú. Acertados además, los paralelismos entre el comportamiento de las gallinas y muchas de nuestras actitudes como sociedad. Todas las gallinas vuelan. Sí, claro. Y algún día, los veranos dejarán de ser siempre iguales.
Sergio Velarde
27 de abril de 2023
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