Paliativo para el dolor de ausencia
El colectivo CUER2 siempre se ha caracterizado por llevar
hasta las últimas consecuencias los resultados de sus exploraciones teatrales;
desde hace ya 22 años, su director Roberto Sánchez-Piérola, dramaturgo e
investigador comprometido y coherente, nos ha ofrecido interesantes espectáculos
de diverso calibre, como Palintrópolis
(2006), Interruptor (2008) o Hebras (2011), hasta un curioso
experimento virtual con el elenco de El Quipu Enredado, Eso que nos altera (2021). En noviembre del año pasado, incluso el
formato teatral tradicional fue dejado de lado para el estreno de una autodenominada
experiencia participativa, sentida y atractiva, titulada Estación Desamparados: Estamos
aquí reunidos en ceremonias de duelo, en la Casa de la Literatura Peruana
en el Centro Histórico de Lima.
La propuesta ofrecida por Sánchez-Piérola fue el resultado
del proyecto Duelo, dentro del Aula
de Investigación y Creación, en el que los participantes exploraron las duras
consecuencias que trajeron consigo los tiempos de pandemia y de cómo la pérdida
de nuestros seres queridos afectó nuestra sensibilidad. Justamente, el
colectivo nos invitó a participar de una experiencia por completo sensorial, en
la que los ritualistas Kiara Castro, Eduardo Jara, Nola Ordóñez, Salmira
Paucar, Isabel Polo, Ricardo Quintanilla y Gustavo von Bischoffshausen, cada
uno asumiendo un rol muy particular, se apropiaron de los diferentes espacios que
ofrece la Casa de la Literatura Peruana en sus pisos superiores, para ejecutar
ceremonias individuales y así conjurar los espíritus de aquellos que partieron
de este plano.
Para los que acuden al teatro a vivir experiencias “a la distancia” y de manera pasiva,
pues Estación Desamparados: Estamos aquí reunidos en ceremonias de duelo
definitivamente no será de su agrado. Primero, porque no es teatro; y segundo, la propuesta le exige una participación
activa y comprometida al asistente (por ejemplo, se debe entregar celulares
antes de iniciar, de lo contrario las puertas están abiertas para poder retirarse)
y de esta manera, dejarse llevar por sus recuerdos, entrando en la convención
de cada uno de los rituales para invocar a los seres queridos. El uso de los diversos
elementos a lo largo de todo el recorrido, el muy ingenioso aprovechamiento de las
posibilidades del espacio y la energía de los ritualistas en sus performances
compensan el reducido tiempo para poder experimentar todas las ceremonias. El éxito de esta experiencia dependerá del grado de participación de cada asistente. Nuevamente, el colectivo CUER2 sorprende con una atípica propuesta, revelando
las múltiples virtudes de aquellas exploraciones realizadas para ofrecer nuevas experiencias y sensaciones al espectador.
Sergio Velarde
12 de enero de 2023
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