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jueves, 12 de enero de 2023

Crítica: ESTACIÓN DESAMPARADOS: ESTAMOS AQUÍ REUNIDOS EN CEREMONIAS DE DUELO


Paliativo para el dolor de ausencia

El colectivo CUER2 siempre se ha caracterizado por llevar hasta las últimas consecuencias los resultados de sus exploraciones teatrales; desde hace ya 22 años, su director Roberto Sánchez-Piérola, dramaturgo e investigador comprometido y coherente, nos ha ofrecido interesantes espectáculos de diverso calibre, como Palintrópolis (2006), Interruptor (2008) o Hebras (2011), hasta un curioso experimento virtual con el elenco de El Quipu Enredado, Eso que nos altera (2021). En noviembre del año pasado, incluso el formato teatral tradicional fue dejado de lado para el estreno de una autodenominada experiencia participativa, sentida y atractiva, titulada Estación Desamparados: Estamos aquí reunidos en ceremonias de duelo, en la Casa de la Literatura Peruana en el Centro Histórico de Lima.

La propuesta ofrecida por Sánchez-Piérola fue el resultado del proyecto Duelo, dentro del Aula de Investigación y Creación, en el que los participantes exploraron las duras consecuencias que trajeron consigo los tiempos de pandemia y de cómo la pérdida de nuestros seres queridos afectó nuestra sensibilidad. Justamente, el colectivo nos invitó a participar de una experiencia por completo sensorial, en la que los ritualistas Kiara Castro, Eduardo Jara, Nola Ordóñez, Salmira Paucar, Isabel Polo, Ricardo Quintanilla y Gustavo von Bischoffshausen, cada uno asumiendo un rol muy particular, se apropiaron de los diferentes espacios que ofrece la Casa de la Literatura Peruana en sus pisos superiores, para ejecutar ceremonias individuales y así conjurar los espíritus de aquellos que partieron de este plano.

Para los que acuden al teatro a vivir experiencias “a la distancia” y de manera pasiva, pues Estación Desamparados: Estamos aquí reunidos en ceremonias de duelo definitivamente no será de su agrado. Primero, porque no es teatro; y segundo, la propuesta le exige una participación activa y comprometida al asistente (por ejemplo, se debe entregar celulares antes de iniciar, de lo contrario las puertas están abiertas para poder retirarse) y de esta manera, dejarse llevar por sus recuerdos, entrando en la convención de cada uno de los rituales para invocar a los seres queridos. El uso de los diversos elementos a lo largo de todo el recorrido, el muy ingenioso aprovechamiento de las posibilidades del espacio y la energía de los ritualistas en sus performances compensan el reducido tiempo para poder experimentar todas las ceremonias. El éxito de esta experiencia dependerá del grado de participación de cada asistente. Nuevamente, el colectivo CUER2 sorprende con una atípica propuesta, revelando las múltiples virtudes de aquellas exploraciones realizadas para ofrecer nuevas experiencias y sensaciones al espectador.

Sergio Velarde

12 de enero de 2023

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