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miércoles, 14 de septiembre de 2022

Crítica: TRISTEZA Y ALEGRÍA EN LA VIDA DE LAS JIRAFAS


El paso irremediable hacia la adultez

El Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, en coproducción con Escena Contemporánea y el apoyo de la Embajada de Portugal en el Perú, estrenaron recientemente la temporada de la obra Tristeza y alegría en la vida de las jirafas, de la dramaturgia del autor portugués Tiago Rodrigues, reconocido en Europa y nombrado en 2021 director del Festival d´Avignon, bajo la dirección de Alberto Ísola, a quien además se rinde un homenaje por sus 50 años de vida artística.

La historia se enmarca dentro de la narrativa contemporánea, presentándonos a una peculiar niña de nueve años, llamada Jirafa, por su altura, quien debe cumplir con una exposición sobre la vida de las jirafas para la escuela, ayudándose de su canal favorito Discovery Channel. Pero su padre, un actor viudo y desempleado, no puede pagar la suscripción a la televisión por cable; entonces, la niña decide emprender una aventura para conseguir el dinero que necesita, junto a su oso de peluche Judy Garland, a quien solo ella puede escuchar; cruzándose en el camino con aliados y obstáculos, llegando a confrontar al propio Ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho (personaje de la vida real), poniendo sobre la palestra sus sentimientos acerca de la ausencia de su madre.

El reparto está encabezado por Alejandra Guerra, quien con sobrada sensibilidad y destreza encarna a esta niña/adulta, que conmueve por su inocencia y al mismo tiempo, sorprende por su inusual madurez, calando en las emociones del espectador. Completan el reparto Eduardo Camino, Sergio Llusera, Augusto Mazzarelli, Eduardo Pinillos y Claret Quea, quienes en cada una de sus intervenciones aportan a la construcción de una fábula compleja, como lo es esta pieza teatral, que navega por distintas referencias literarias como El Mago de Oz, Alicia en el País de las maravillas o Pinocho, además de hacer referencia a varios temas que van desde la pérdida de una madre, pasando por la crisis económica del 2008, hasta la mención de un tema tan delicado como la pedofilia, vistos desde la mirada sencilla e ingenua de una niña, que al descubrirse ya adulta, logra enfrentar las emociones reprimidas por la muerte de su madre, a quien recuerda en algunos objetos que utiliza a lo largo de la puesta, como si el final de su exposición escolar fuese un pretexto para evocar su recuerdo, narrando en paralelo la vida ya no de las jirafas, sino la suya.

A destacar la propuesta escénica, que combina con acierto la parte lúdica y dinámica, compuesta por el material de dibujo y papelería, junto a la composición de los movimientos, las partes musicales y ágiles, sobre todo, en las intervenciones de la niña junto a su oso, logrando momentos muy sólidos y conmovedores.

Tristeza y alegría en la vida de las jirafas es una inteligente composición narrativa, que nos presenta una puesta en escena retadora, con escenas potentes y tiernas, que denuncian ciertos aspectos aún problemáticos de nuestra condición como seres humanos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

14 de septiembre de 2022

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