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miércoles, 7 de septiembre de 2022

Crítica: POR CHABUCA 2


Chabuca Granda: más allá de una historia de canción

La segunda mitad del año se viene con muchos estrenos presenciales, los cuales han estado esperando realizarse desde inicios de la pandemia. Muchos productos escénicos, los cuales fueron pensados para el 2020, han podido finalmente estrenarse este año, para fortuna de quienes extrañamos el teatro como espacio de encuentro. Uno de estos proyectos, que se viene concretando como un díptico escénico, tiene como figura central a nuestra gran compositora y cantante Chabuca Granda. El origen se da por iniciativa de Igor Olsen, quien convoca en 2019 a diez dramaturgos y se crearon así diez microobras con una premisa creativa: el título de una de las canciones de Chabuca; cinco de ellas se presentaron en el Julieta en la temporada Por Chabuca, relatos breves de canción; y las otras cinco se pueden ver desde el 25 de agosto en Por Chabuca 2, en el teatro del Centro Cultural Ricardo Palma.

La temporada, como ya se mencionó, estaba inicialmente pensada para ser estrenada en 2020; sin embargo, la espera para ver estas obras finalmente en escena ha valido la pena. El propósito de este proyecto era conmemorar el natalicio de la famosa cantautora, usando su legado artístico como estímulo creativo de algunos de los dramaturgos más representativos del medio local. El poder extrapolar el mundo musical de Chabuca Granda a historias vivas aquí y ahora constituye una propuesta única, ya que era un doble gozo el poder conocer más de Chabuca, a la vez de imaginar situaciones no antes vistas a partir de la canción.

Es interesante cómo esta propuesta constituye un viaje entre Chabuca, sus canciones y la transformación sensible que puede haber a partir del título de estas. No estamos hablando de obras que cuenten la historia de la canción. Ha dependido de cada dramaturgo hasta qué punto se conecta el nombre de la canción, el imaginario de Chabuca y una historia transversal. En ese sentido, las posibilidades de conexión son interminables. Una vez que termina la primera obra, entiendes que cada historia es un juego-acertijo para descubrir el mundo de que la compone.

La dinámica de la propuesta hace que el espectador se vuelva un participante activo en pensar sobre cómo el autor tomó el nombre de la canción para crear. Un elemento en común de todas las obras fue el código efímero que albergaba las historias. Cada microobra logró crear un mundo específico de calidad, de tal manera que, con solo presenciar la obra corta, nos podíamos imaginar perfectamente el mundo de cada personaje, el antes y el después que podrían haber ocurrido a partir de la escena. Se logró construir un mundo único para cada historia, logrando envolver al espectador en una experiencia estimulante de principio a fin. Cabe agregar que el orden de las obras fue precisamente elegido, ya que el ritmo de cada historia contribuía a que el pase de una escena a otra sea más fluida, sin que se pierda el enganche creado con los espectadores.

Desde la construcción del personaje, se observó un trabajo de calidad por parte del elenco en general. Sin embargo, hubo unas evidencias de desconcentración en algunos textos. Si bien eran confusiones mínimas, también era notorio que los actores en cuestión se desconectaban del personaje cuando eso sucedía. Esto ocasionaba, solamente en algunos momentos, que la escena pierda el ritmo parcialmente. Sin embargo, una vez que la escena seguía, la concentración y el ritmo se reestablecían.

Esta obra fue una forma diferente de acercarnos a Chabuca Granda. Ya no solo sus canciones son un puente hacia su legado artístico, sino que ahora tenemos una serie de microobras que, en esencia, contienen a la artista de manera tangencial. Es así como Por Chabuca 2 es una oportunidad para conocer un poco más de la grandeza de Chabuca Granda, no solamente en cuanto a trayectoria, sino como estímulo para recorrer mundos dramáticos distintos, vivos y vigentes.

Stefany Olivos

7 de setiembre de 2022

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