Ciudad robot
La jornada consistió en
dos montajes relativamente breves en dos horarios: la productora Encerrados
hace poco estrenó una triología de tres obras inspiradas en la música de la
banda de rock noventera Soda Stereo. Al ver que en esta oportunidad uno de los
montajes se llamaba precisamente En la Ciudad
de la Furia, inmediatamente pensé que abordaría las complejidades de la
vida urbana en una convulsa capital latinoamericana como Lima. El nombre fue
muy atractivo y de verdad pensé ver un futuro distópico donde se aborde la
crueldad y al mismo tiempo, la fragilidad de la presencia humana. Milagros
López Arias interpreta a una chica que ayuda al personaje de Belén Lengua a
escapar de una ciudad futurista, en donde la violencia a la mujer es la
constante. El argumento y las actuaciones estuvieron correctas. Creo que el
nombre del montaje se prestaba para una temática, que al igual que la canción
de Gustavo Cerati, desarrollara complejidades más profundas. Pienso que para
una presentación tan breve dejaba muchas preguntas por responder, como las
siguientes: ¿cuál era el conflicto?, ¿quiénes las perseguían?, ¿por qué se
hablan con tanta naturalidad si no se conocen mutuamente? Lo más destacable de En la Ciudad de la Furia fue la
escenografía, pues todo transcurre en un solo espacio y se generaba una sensación
de que algo más iba a suceder.
El segundo montaje fue
sencillamente espectacular: Ella: la que
hubiera amado, cuyo nombre para ser sincero me parecía rimbombante y no esperaba
ver algo más que una típica y parca situación amorosa. Sin embargo, aquí lo más
destacable es el argumento, creado por Josema Ruiz Vía, donde la originalidad
es lo que marca. Andrea Alvarado interpreta a un androide, programada a
semejanza de una antigua novia del personaje de José Miguel Argüelles, un
científico excéntrico. Paola Boggio interpreta a la mejor amiga de este chico y
el montaje consiste en la lucha constante que asume ella para hacerlo entrar en
razón, sobre la locura de aferrarse a un amor imposible. Lo más impresionante fue
la actuación de José Miguel Argüelles, principalmente por la transformación que
atraviesa y los cambios de personalidad, que van desde la locura hasta la
obsesión de una forma muy natural. Hubo escenas donde demuestra dolor y llanto
por el amor inexpresivo del androide; esto fue sencillamente emocionante y
empático. La obra deja un final abierto y termina con una toma en la calle, donde
el actor se aleja lentamente con una música muy melancólica. Esto último demostró
conocimientos del lenguaje cinematográfico.
En la Ciudad de la Furia fue correcta, pero la superó visualmente la más
atractiva Ella: la que hubiera amado.
En definitiva, la productora Encerrados viene presentando montajes cada vez más
interesantes.
Enrique Pacheco
31 de diciembre de 2021
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