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viernes, 2 de julio de 2021

Crítica: LO QUE NUNCA TE DIJE


Lo que el tiempo no pudo borrar

Después de tantas noches de hablar solo con una fotografía y a casi un año de no comunicarse, dos hermanas se reúnen a través de una videollamada, cada una con sus propios motivos del porqué se perdió la comunicación entre ellas. Quizá un abandono en un momento crítico, resentimientos no curados, son muchas las preguntas por responder entre ellas. La distancia las separó, pero el cariño, aunque con varias heridas por sanar, siempre estuvo ahí, entre Victoria y Ariana, protagonistas de Lo que nunca te dije, obra escrita y dirigida por Ivana Pedreschi, y transmitida a través de Facebook live, en un grupo cerrado.

Una historia con un argumento fuerte e interesante, con el que cualquier espectador se podría haber identificado en distintos momentos de la trama, tomando en cuenta que tal vez todos en algún periodo de nuestras vidas hemos pasado por algo similar y tratamos de comunicar con ansias lo que no pudimos decir en su momento, quizá con el único objetivo de restablecer ese vínculo físico y/o emocional que se creía perdido. Cabe resaltar que la manera cómo lo contaron definitivamente hizo que se nos erice la piel en muchos instantes de la transmisión.

Interpretadas con gran credibilidad por Quini Gomez (Victoria) y Leonela Alarcón (Ariana), respectivamente, notándose en todo momento las habilidades actorales de ambas actrices, las cuales estuvieron cargadas de mucha verdad y organicidad, contándonos la historia con el alma, que se reflejaba en cada palabra y en cuanta acción realizaban, logrando cambiar de emociones sin ninguna dificultad y menos aún imposición, usando registros distintos y certeros, notando claramente la diferencia cuando actuaban a ser adultas, jóvenes o cuando eran unas niñas.

Todo esto acompañado de una gran dirección, transportándonos a varios momentos de la vida de estas dos hermanas, para así poder entender perfectamente la trama de esta historia, logrando conjugar todos los elementos requeridos para conseguir una transmisión limpia y de gran belleza visual. El trabajo escenográfico fue cuidado a detalle, para lograr esos diversos momentos que nos trasladaron de manera orgánica a ver a dos niñas queriendo y no queriendo jugar juntas, dos jovencitas jaloneándose un bolso o a dos personas adultas dándose un abrazo; sumando a ello, los vestuarios, la iluminación y los distintos planos ayudó a darle mayor realce a todo lo mencionado anteriormente. Sin embargo, los audios de las actrices no estaban configurados de la misma manera, logrando escuchar a Gomez en un registro más alto y claro que a Alarcón, y no precisamente porque hablara más fuerte, sino porque que el volumen se escucha en menor proporción en la pantalla de la segunda actriz en mención.

Pero sin duda, el resultado final fue una producción completa, una obra intensa, matizando correctamente los momentos, mostrando no solo nostalgia, sino también combinados con situaciones divertidas, con actuaciones que lograron estar a la altura de lo que sus personajes demandaban vocalmente y físicamente, ganando verosimilitud en toda la transmisión, para finalizar con una imagen que terminó por sellar todo lo descrito líneas anteriores.

Milagros Guevara

2 de julio de 2021

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