Lo que el tiempo no pudo borrar
Después de tantas noches de hablar solo con
una fotografía y a casi un año de no comunicarse, dos hermanas se reúnen a
través de una videollamada, cada una con sus propios motivos del porqué se perdió
la comunicación entre ellas. Quizá un abandono en un momento crítico,
resentimientos no curados, son muchas las preguntas por responder entre ellas.
La distancia las separó, pero el cariño, aunque con varias heridas por sanar,
siempre estuvo ahí, entre Victoria y Ariana, protagonistas de Lo que nunca te dije, obra escrita y
dirigida por Ivana Pedreschi, y transmitida a través de Facebook live, en un
grupo cerrado.
Una historia con un argumento fuerte e interesante,
con el que cualquier espectador se podría haber identificado en distintos
momentos de la trama, tomando en cuenta que tal vez todos en algún periodo de
nuestras vidas hemos pasado por algo similar y tratamos de comunicar con ansias
lo que no pudimos decir en su momento, quizá con el único objetivo de restablecer
ese vínculo físico y/o emocional que se creía perdido. Cabe resaltar que la manera
cómo lo contaron definitivamente hizo que se nos erice la piel en muchos instantes
de la transmisión.
Interpretadas con gran credibilidad por
Quini Gomez (Victoria) y Leonela Alarcón (Ariana), respectivamente, notándose
en todo momento las habilidades actorales de ambas actrices, las cuales
estuvieron cargadas de mucha verdad y organicidad, contándonos la historia con
el alma, que se reflejaba en cada palabra y en cuanta acción realizaban,
logrando cambiar de emociones sin ninguna dificultad y menos aún imposición,
usando registros distintos y certeros, notando claramente la diferencia cuando actuaban
a ser adultas, jóvenes o cuando eran unas niñas.
Todo esto acompañado de una gran dirección,
transportándonos a varios momentos de la vida de estas dos hermanas, para así
poder entender perfectamente la trama de esta historia, logrando conjugar todos
los elementos requeridos para conseguir una transmisión limpia y de gran belleza
visual. El trabajo escenográfico fue cuidado a detalle, para lograr esos
diversos momentos que nos trasladaron de manera orgánica a ver a dos niñas queriendo
y no queriendo jugar juntas, dos jovencitas jaloneándose un bolso o a dos personas
adultas dándose un abrazo; sumando a ello, los vestuarios, la iluminación y los
distintos planos ayudó a darle mayor realce a todo lo mencionado anteriormente.
Sin embargo, los audios de las actrices no estaban configurados de la misma
manera, logrando escuchar a Gomez en un registro más alto y claro que a
Alarcón, y no precisamente porque hablara más fuerte, sino porque que el
volumen se escucha en menor proporción en la pantalla de la segunda actriz en
mención.
Pero sin duda, el resultado final fue una
producción completa, una obra intensa, matizando correctamente los momentos,
mostrando no solo nostalgia, sino también combinados con situaciones divertidas,
con actuaciones que lograron estar a la altura de lo que sus personajes
demandaban vocalmente y físicamente, ganando verosimilitud en toda la
transmisión, para finalizar con una imagen que terminó por sellar todo lo
descrito líneas anteriores.
Milagros Guevara
2 de julio de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario