Parasicosis fue un espectáculo brutalmente
terrorífico y muy bien montado. En realidad, se trata de un reestreno de los años 2015 y 2016, con la dirección de Juan José Oviedo y Marcello Rivera. Averigüé que se presentaron los montajes en diferentes casonas del Centro
Histórico de Arequipa, lo cual aumenta más la adrenalina de sentir miedo. Se
trató de tres montajes grabados de aproximadamente quince minutos cada uno,
pero lo más sorprendente fue lo increíblemente logrados que resultaron. Me
encantó el terror psicológico que se transmitió.
El primer montaje fue Las visitas del
Diablo, donde Stefany Lizarraga interpreta un monólogo conmovedor de una madre
campesina y su deseo por proteger a su hijo de una visita tenebrosa. La
actuación fue la más resaltante, pues la angustia y el dolor fueron muy claros,
sin caer en la pérdida de energía. En Lima, por ejemplo, muy pocos actores del
teatro independiente llegan a tener esa fuerza.
El segundo montaje fue Imagen original, en donde
un sacerdote (Jorge Reyes) va a una morgue improvisada para saciar su obsesión
por tomarle fotografía a los muertos. El trabajador de esta instalación (Pedro
Herrera) trata de persuadirlo de que se trata de una locura. Este montaje fue
el menos impresionante, pues no hubo suficiente luz para entender todas las
acciones y el audio tampoco ayudaba mucho. Creo que se entendió la actuación de
la locura y el final fue aterrador, pero la dicción de los actores no fue de lo
mejor y dejó un aire de que pudo ser mejor.
Finalmente, el último montaje fue el más
psicológico e intrigante de todos. Muerto el perro aborda una situación
inquietante, pues el hijo de una pareja es también un monstruo con instintos
caníbales y demenciales. Adrián Mercado y Lina Alviz interpretaron a esta
pareja de una manera clara, en donde destacó más la angustia y la frustración
de no poder hacer nada. La luz tenue y los sonidos desgarradores de la criatura,
prácticamente encerrada con candado en un cuarto, fueron sencillamente perfectos.
Lo más resaltante de este breve montaje fue el mensaje de la importancia de la
paternidad, aun en momentos difíciles. El final fue original e inesperado.
Yo creo que las actuaciones fueron geniales
y de verdad mis respetos para el teatro regional. Por otro lado, creo que quienes
merecen reconocimiento son los dramaturgos, debido a la originalidad de los
montajes, en donde destaca un terror preciso y muy psicológico, sin caer en el
facilismo de lo sobrenatural. Felicidades a Regina Limo (Muerto el perro), al
colectivo Teatrando (Las visitas del Diablo) y al finado Víctor Falcón (Imagen original).
Enrique Pacheco
17 de marzo de 2021
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