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viernes, 26 de marzo de 2021

Crítica: AZÚCAR PARA EL PUEBLO y ANA Y BRISA


Las virtudes de la experimentación

A casi un año de iniciada la pandemia, podemos afirmar que el recurso escénico de la videollamada ha venido proliferando enormemente y demuestra que aún se puede conseguir logrados proyectos, tanto en las formas como en los contenidos. Sin embargo, siempre es grato encontrarse con propuestas atípicas y curiosas, que lleven la experimentación hasta las últimas consecuencias, así tengan el apartado técnico saboteado parcialmente por la pobre conectividad. Tal es caso de la nueva apuesta del FEDA, con la dirección de Angela Mesa y la dramaturgia de Desly Angulo: Azúcar para el pueblo es un drama distópico que se luce en la estética no solo de las actrices, sino de su puesta en escena en general.

La pieza está basada libremente en personajes mitológicos como las Erinias, quienes eran las diosas de la venganza, persiguiendo a mortales y otros dioses para que paguen por aquellos crímenes que escapaban de la justicia humana; y Casandra, la hija más bella del rey Príamo de Troya, quien poseía la facultad de predecir el futuro, pero castigada al nunca ser creída por nadie. Sin embargo, la acción de Azúcar para el pueblo está situada en un futuro incierto, en el que una sugerente Cassandra encuentra efectivamente a una de las horripilantes Erinias, con el propósito de devolverle la ira a su pueblo, el que se halla sumido en la oscuridad. Daniela Sosa del Rio y Laura Pereyra Barrionuevo interpretan sin tacha a unos personajes bien delineados y la historia adquiere gran vigencia, sobre todo en estas épocas en las que se hace indispensable tener intacta nuestra capacidad de indignación frente a los terribles hechos de los que somos testigos día a día.

Mención aparte para la puesta de Mesa, que consigue una atmósfera cautivante, mediante el adecuado uso de los espacios y luces que cuentan las actrices, así como con los diferentes ángulos de cámara de sus dispositivos. Las fallas técnicas de transmisión en el estreno de Azúcar para el pueblo, mencionadas anteriormente y fácilmente superables, no perjudicaron el evidente logro estético del montaje virtual. Mesa acompaña el proyecto virtual con una de las ficciones sonoras de EROTIQUÉ – Relatos al oído que dirigió, Ana y Brisa de Christopher Cruzado, en la que las jóvenes del título, bien interpretadas por Suaíl Krstonošić, y Claudia Denegri, nos envuelven en un sugerente e inquietante relato de pasión y miedos revelados. La experimentación de todas las posibilidades que ofrece la virtualidad se hace necesaria para seguir ofreciendo productos de calidad temática y sensorial, como lo viene haciendo el FEDA 2021.

Sergio Velarde

26 de marzo de 2021

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