Las virtudes de la experimentación
A casi un año de iniciada la pandemia, podemos afirmar que
el recurso escénico de la videollamada ha venido proliferando enormemente y
demuestra que aún se puede conseguir logrados proyectos, tanto en las formas
como en los contenidos. Sin embargo, siempre es grato encontrarse con
propuestas atípicas y curiosas, que lleven la experimentación hasta las últimas
consecuencias, así tengan el apartado técnico saboteado parcialmente por la
pobre conectividad. Tal es caso de la nueva apuesta del FEDA, con la dirección
de Angela Mesa y la dramaturgia de Desly Angulo: Azúcar para el pueblo es un
drama distópico que se luce en la estética no solo de las actrices, sino de su
puesta en escena en general.
La pieza está basada libremente en personajes mitológicos
como las Erinias, quienes eran las diosas de la venganza, persiguiendo a mortales y otros dioses para que paguen por aquellos crímenes que escapaban de la justicia humana;
y Casandra, la hija más bella del rey Príamo de Troya, quien poseía la facultad
de predecir el futuro, pero castigada al nunca ser creída por nadie. Sin
embargo, la acción de Azúcar para el pueblo está situada en un futuro incierto,
en el que una sugerente Cassandra encuentra efectivamente a una de las horripilantes
Erinias, con el propósito de devolverle la ira a su pueblo, el que se halla
sumido en la oscuridad. Daniela Sosa del Rio y Laura Pereyra Barrionuevo
interpretan sin tacha a unos personajes bien delineados y la historia adquiere gran
vigencia, sobre todo en estas épocas en las que se hace indispensable tener
intacta nuestra capacidad de indignación frente a los terribles hechos de los
que somos testigos día a día.
Mención aparte para la puesta de Mesa, que consigue una
atmósfera cautivante, mediante el adecuado uso de los espacios y luces que cuentan las
actrices, así como con los diferentes ángulos de cámara de sus dispositivos.
Las fallas técnicas de transmisión en el estreno de Azúcar para el pueblo,
mencionadas anteriormente y fácilmente superables, no perjudicaron el evidente logro
estético del montaje virtual. Mesa acompaña el proyecto virtual con una de las
ficciones sonoras de EROTIQUÉ – Relatos al oído que dirigió, Ana y Brisa de
Christopher Cruzado, en la que las jóvenes del título, bien interpretadas por Suaíl Krstonošić, y Claudia Denegri, nos envuelven en un sugerente e inquietante relato
de pasión y miedos revelados. La experimentación de todas las posibilidades que
ofrece la virtualidad se hace necesaria para seguir ofreciendo productos de
calidad temática y sensorial, como lo viene haciendo el FEDA 2021.
Sergio Velarde
26 de marzo de 2021
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