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jueves, 25 de junio de 2020

Crítica: ODISEA 2020

La Odisea continúa

Samoa Producciones estrenó recientemente la segunda temporada del proyecto “Odisea 2020”, donde se presentaron cuatro obras, entre ellas  De amores y perros y  Con P de P…T…A.    Esta temporada, a diferencia de la primera, duró una semana, periodo que ha permitido dejar con más expectativas al público espectador. Este proyecto está dando lugar a que tanto dramaturgos como a actores puedan indagar sobre cómo una experiencia, que viene del teatro, puede mutar a un código virtual y establecerse como forma legítima de representación.

De amores y perros

Del dramaturgo Flavio Giribaldi, con las actuaciones de Jano Baca y Augusto Gutiérrez. Dos hermanos convivientes tienen un conflicto: la permanencia de un can en la casa. Mientras que uno es el encargado de mantener a la mascota, el otro es alérgico y está en contra de que la perra esté en la vivienda. Este es tan solo el punto de partida de una serie de reclamos y riñas pasadas entre los dos personajes. La propuesta se desarrolla en el interior de un dúplex, donde se ve a los dos actores desplazándose de un lado a otro. Es interesante la estrategia de cámara que se utilizó en esta ocasión: una que se iba desplazando, además de ciertos dispositivos ubicados en espacios clave. Los cambios de punto de visión fueron certeros y ayudaban a darle dinamismo al desarrollo de la representación, además de que aportaba al espectador la sensación de convertirse en un “espía” mientras la historia iba aconteciendo. La construcción de ambos personajes fue certera para las necesidades de la representación, pues se evidenciaban detalles muy específicos en sus respectivas actuaciones. Es interesante el efecto sorpresa final de esta obra. El espectador, para este momento, no se explica cómo un tema aparentemente banal pudo desencadenar tremendo conflicto. El proceso por el cual se llega a este efecto mantiene la atención del público indudablemente. Es inevitable sentir empatía con una situación de conflicto como la que se presenta en esta obra, dadas las circunstancias de vida doméstica obligatoria actual. Hacia el final de esta obra, el espectador se puede quedar con una sensación de incertidumbre: nunca se sabe lo que puede desatar una simple discusión doméstica.

Con P de P…T…A

De la dramaturga Jimena La Madrid, con las actuaciones de Ilda Polo, Hendrick La Torre y Rommy Aliaga. Una conversación entre dos prostitutas y un extranjero trasciende a un debate sobre las razones para comprar el Perú. La representación constaba de una sola cámara que se movía hacia dos frentes distintos para enfocar diferentes planos de realidad: en primer lugar, el lugar donde ocurría la conversación entre los personajes; y en segundo lugar, distintos escenarios que eran mencionados en el transcurso de la obra. Este fue un recurso acertado, una convención clara para diferenciar los planos de la narración. Era interesante el constante juego con la cámara realizado por los personajes, especialmente en momentos en los que debatían sobre las razones para comprar el Perú. La relevancia y realidad cruda de la información que daban resultaba más impactante al espectador, gracias a la marcación de dirigir el discurso hacia el lente. A pesar de contar solo con una cámara en la obra, el revestimiento de cada espacio fue preciso y diferenciado. La construcción de los personajes estuvo llena de detalles, destacando especialmente los personajes de Polo y Aliaga. En el elenco de esta obra se solucionó de manera eficiente el manejo del espacio y de elementos escenográficos: el vestuario de cada personaje fue atinado, dado que proporcionaba información extra de cada uno de los actantes. En el caso de La Torre, si bien representó de manera verídica a un extranjero, a veces la forma de hablar propia del personaje se distorsionaba, resultando confuso ante el espectador. Un aspecto que se debió tomar con más atención es el manejo del audio durante la experiencia: es necesario tener en cuenta el volumen de la voz y la capacidad del micrófono que se usa durante las representaciones, pues  por cuestiones técnicas el público puede perder información de lo que está pasando.

Stefany Olivos
25 de junio de 2020

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