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martes, 2 de junio de 2020

Crítica: LABERINTO DE MONSTRUOS


Nuevos rumbos para los artistas escénicos

Hace un tiempo, no podía imaginar que mi reencuentro como espectadora de teatro sería distinto a como lo hacía siempre, desde una butaca. La llegada de un virus invisible que aún no tiene cura nos mantiene alejados, evitando cualquier actividad que reúna a un grupo de personas, tal y como se requiere en el rito teatral, donde conviven los actores y el público.

Desde entonces, han surgido varias iniciativas que involucran herramientas digitales y audiovisuales para dar vida a los textos teatrales, a través de un código distinto, que llegue al espectador confinado en su casa, haciendo uso de sus ordenadores o teléfonos móviles. En esta oportunidad, Elefanta de Papel & Punto y Coma – Teatro coproducen la obra Laberinto de Monstruos, escrita por el dramaturgo peruano César de María y bajo la dirección de Emmanuel Caffo, dando inicio al I CICLO DE LECTURAS DRAMATIZADAS.

Mediante una transmisión *vía ‘Zoom’, seis actores interpretan esta obra situada en julio de 1975, periodo que sirve como contexto para contar la historia de cinco adolescentes: Leo (Diego Pérez), Danny (Miguel Dávalos), Fernando (Roni Ramírez), Jenny (Muriel García) y Memo (Sergio Armasgo), quienes en medio de los cambios e inquietudes propios de su edad, conocen al dueño de una feria itinerante, el Viejo (Carlos Victoria), quien les propone trabajar en el laberinto de monstruos, una de las atracciones de la feria. Tentados por la posibilidad de ganar dinero, aceptan la oferta; sin embargo, cuando aparece un vagabundo  a quien llaman el Loco James (interpretado también por Victoria), con un misterioso y llamativo maletín, que según creen los muchachos contiene en su interior una gran cantidad dinero, trazarán un calculado plan para arrebatárselo, sin presagiar que todo saldría mal y que las consecuencias de sus actos los marcarán para el resto de sus vidas.

Dadas las circunstancias que atravesamos, es posible afirmar que estamos ante un lenguaje nuevo, con características y funcionalidades muy particulares; siendo el objetivo principal, rescatar las piezas teatrales que hoy no pueden ver la luz en su propio recinto: el Teatro. Aunque nos cueste aceptar que la vida hoy por hoy no es como la conocíamos, es cierto también que a los cambios hay que adaptarse y en este caso, el trabajo en equipo y la sinergia entre los actores ha sido vital para que esta experiencia sea agradable.

El manejo adecuado de los planos de la cámara y las interpretaciones reflejaban naturalmente las personalidades de cada personaje, aunado al apoyo del Acotador, para situarnos en los diferentes momentos de la obra. Además, la dramaturgia compuesta en gran parte de monólogos, es pertinente y aporta en este tipo de transmisiones en tiempo real, las cuales pueden ser falibles, pero hay que comprender que se pueden presentar contratiempos, como la falla en la señal de internet o en los propios dispositivos.  

El día del estreno virtual, hubo un pequeño conversatorio, el cual vi y escuché atentamente, sin poder interactuar con los participantes, precisamente, por una falla en mi equipo. Por ello recomiendo al público que se conecte, tomar sus previsiones.

Solo puedo felicitar a todos los involucrados en este proyecto, destacando la entrega y profesionalismo de los actores, quienes tuvieron a su cargo además de la interpretación, otros roles: manejando las cámaras, la música y en algunos casos el vestuario, lo cual supone un reto adicional que han sabido superar con entusiasmo, disposición y complicidad.  

*Software de videollamadas y reuniones virtuales desde cualquier dispositivo digital.

Funciones restantes:
-Sábado 06 de junio – 10:00 p.m.
-Domingo 07 de junio – 10:00 p.m.

Maria Cristina Mory Cárdenas
2 de junio de 2020 

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