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jueves, 21 de mayo de 2020

Crítica: EMPANADA PARISINA

Odiseas teatrales frente al Covid – 19

El contexto del Covid – 19 definitivamente ha marcado un antes y un después en el estilo de vida que conocíamos hasta antes de esta pandemia. La gran pausa que el mundo ha tenido que tomar nos ha alejado físicamente de nuestros seres queridos, centros de labores, actividades culturales, entre otras rutinas que añoramos desde el inicio del aislamiento en casa. Aunque nos cueste asumir como sociedad este gran cambio, es necesario aceptar estas circunstancias, acomodándonos a las nuevas condiciones: trabajar desde casa, reunirse virtualmente con nuestros grupos de amigos, tomar clases virtuales, entre otras. El sector teatral fue uno de los primeros en parar sus actividades, y será uno de los últimos en poder volver a desempeñarse como solía hacerlo. Es por esto que, dentro de la necesidad de adaptarse al distanciamiento, se están llevando a cabo nuevas experiencias teatrales a través de plataformas digitales como Zoom, Youtube, Instagram, siendo estas algunas de la larga lista de medios existentes. Es así como Samoa Producciones ha lanzado su primer proyecto dentro del aislamiento, “Odisea 2020” , donde ha convocado a más de 20 actores y actrices para darle vida a distintas obras de corta duración (30 minutos), representadas en vivo a través de una plataforma digital.

La primera obra en estrenarse dentro de este proyecto ha sido Empanada Parisina, con la participación de Sebastián Ramos, dirigida por Nella Samoa Álvarez y escrita por Álvaro Pajares. El actor enseña al público su receta secreta para preparar la mejor empanada, mientras cuenta un suceso personal que sorprenderá al espectador. La representación ocurre en una cocina, con la presencia de dos cámaras ubicadas en puntos estratégicos distintos.

La transmisión se hizo en vivo a través de la plataforma YouTube. Al utilizar este tipo de medio, es importante la selección de planos que las cámaras enfocarán, pues estos definen lo que el espectador va a observar. La selección de la dirección fue utilizar una cámara para un plano general de la cocina, y otra para enfocar de cerca la manipulación de insumos. A lo largo de la representación, el actor manejó de manera eficiente los focos de atención entre ambas cámaras: mientras en una pantalla se observa el rostro del actor, en otra aparecen las manos correspondiendo al nivel de intensidad que la escena iba adquiriendo. Era interesante observar por ambas cámaras una concordancia de ritmo y energía, conectadas directamente con lo que el actor iba contando: tanto desde la palabra como desde la corporalidad del actante se podía percibir cómo la historia iba trascendiendo. Esta característica captaba inmediatamente la atención del espectador.

Es importante en este tipo de representaciones ser consciente del manejo del espacio de tal modo que pueda encajar en el encuadre de las cámaras utilizadas, aspecto que se logró en este caso. La caracterización y hablar de escenografía se convierten en un reto, pues claramente se trabajará con elementos que se encuentren accesibles dentro del hogar del actor o actriz: en esta obra se logró cubrir las necesidades de la historia de manera óptima, de modo que sumaba a dar información y contextualizarla. Si bien este formato no permite la reciprocidad propia de un acontecimiento teatral –compartir un mismo espacio-, el hecho de ser una representación transmitida en vivo hace que el espectador capte lo que ve de una manera distinta. La sola consciencia de esta característica es un factor importante: es la nueva convención intermedial entre el actante y el público.

Todo el gremio artístico está probando herramientas para que el teatro no pare a pesar de la coyuntura. ¿Podemos decir que estas experiencias son teatro per se? Definitivamente no. Si bien deriva de él, tiene códigos distintos que deben ser vistos como una nueva forma de representación legítima. Ante la crisis presente, es necesario estar preparados para probar, aceptar y arriesgar ante las transformaciones de sectores y actividades con las que solíamos convivir: la tecnología, como en esta obra, estará de nuestro lado para ello.

Stefany Olivos
21 de mayo de 2020

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