La fábula que estamos viviendo ahora mismo
Como parte de la muestra de obras de los alumnos de 8vo
ciclo de la especialidad de Teatro de la Facultad de Artes Escénicas de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, se presentó Búfalos, del dramaturgo
Pau Miró, bajo la dirección de Gino Luque en el Centro Cultural de la misma
universidad. Esta es la historia de cinco hermanos que viven y trabajan en una
lavandería de un barrio marginal. Cuando eran pequeños, uno de ellos
desapareció y, tiempo después, la mamá siguió el mismo destino. Si bien el padre
les da una supuesta explicación, no les resulta satisfactoria. Poco a poco irán
descubriendo que hay una verdad detrás de dichas desapariciones.
El montaje ocurre en el interior de la lavandería y hogar de
estos hermanos. Hubo una serie de cajas que hicieron las veces de lavadoras,
todas con el agujero distintivo de dichas máquinas, además de un lado hueco que
permitía a los actores meterse fácilmente en la estructura. Los actores jugaban
con estas cajas en escena, de modo que construían composiciones con alturas y
niveles distintos a lo largo de la puesta, especialmente en las escenas donde
los cinco hermanos aparecían juntos. Esto permitió darle dinamismo a la obra,
pues se percibía la sensación de estar en un lugar donde el tiempo pasa de manera
cíclica y rutinaria. El vestuario de los actores estuvo diseñado con retazos de
telas y colores acorde con la escenografía: colores sepia, con sensación de
estar en un lugar totalmente desolado. Cada personaje tenía un diseño
particular de vestuario que le daba un perfil más específico individualmente:
visualmente ya teníamos referencias de los personas solamente por las prendas
que usaban, lo cual le daba mayor interés al ojo del espectador. Sin embargo,
hubo algunos traspiés en los cambios de escena y transiciones de algunos
momentos de la obra, pues caía el ritmo de la obra por el exceso de ruido y
falta de especificidad en el cambio escenográfico.
La construcción de personajes de los hermanos estuvo llena
de especificaciones, de modo que tanto vocal como corporalmente se
diferenciaban entre sí. Lo más destacable estuvo en la manera particular en la
que cada uno intervenía el espacio escénico y los objetos: la manipulación de
las lavadoras era hecha de manera personalizada, desde la esencia del personaje.
La iluminación jugó un papel muy importante en esta
representación, pues permitía ajustar los puntos de atención en algunos
momentos de la obra. Sin embargo, los actores muchas veces llegaban tarde a los
cambios de luces, lo que le quitaba precisión al desarrollo del montaje. No
obstante, esto ocurrió al empezar la
obra solamente, que después no volvió a repetirse; esto pudo deberse a una
falta de concentración inicial.
La soledad y
degradación de los personajes parecen ser consecuencia de un estilo de vida al
que cada vez más personas están inmersas: experiencias traumáticas
normalizadas, hechos de violencia de todo tipo normalizados por los medios de
comunicación y a nivel cultural, la falta de empatía entre nosotros como
sociedad. Con un impacto muy contemporáneo, Búfalos deja en el espectador
muchas preguntas sobre los parecidos a la realidad que estamos viviendo aquí y
ahora. Nos invita a reflexionar sobre los vínculos familiares, el afrontar y
reiniciarse después de una experiencia traumática, la resistencia ante una
ausencia, la soledad y la violencia típicas que marcan las relaciones en
ciudades tan grandes y revoltosas como nuestra Lima gris.
Stefany Olivos
8 de marzo de 2020
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