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domingo, 27 de octubre de 2019

Crítica: TU MANO EN LA MÍA


Cuando el amor conmueve todo

Tu mano en la mía de Carol Rocamora y dirigida por Santiago Sánchez es una gran muestra de lo bien que se puede escribir basado en la vida de un gran artista, en este caso, del magistral Anton Chejov.

No somos nada ante el amor, este enigma aún indescifrable, nos mueve más que una hojarasca en pleno tornado caribeño. Olga aparece en la vida de Chejov en circunstancias cotidianas del artista, como es la lectura teatral y es allí donde empieza la última historia de amor del autor ruso. “Bendecido” por la terrible “plaga blanca” (TBC) y el crudo invierno ruso, la vida del escritor se va apagando. En el siglo XIX se decía que a medida que la enfermedad progresaba en el cuerpo, se sufría delirios de creatividad y belleza suprema y es en esta etapa en que él escribe sus mejores obras; aunado a todo esto, el distanciamiento con Olga hace mella en él.

El trabajo impecable de Miguel Iza es gratificante, conmovedor, transgresor y Paloma Rojas no se queda atrás, los textos que salen de su ser tocan el alma, dan ganas de romper la cuarta pared en sentido inverso y abrazarla por tanto amor/dolor que transmite. Ellos manejan la proxemia a su antojo cuando leen sus numerosas cartas, la separación entre ambos es creíble, así como también salen de su rol como actores para entrar al rol del personaje. Ambos juegan sobre el escenario con pocos elementos escénicos, minimalísticamente nos engañan muy bien, construyendo orgánicamente dos vidas, recreando la atmosfera hibrida de amor/dolor/autoexilio artístico, pasando a segundo plano la salud. Estos dos personajes son como las erinias griegas, que se buscan, se atormentan, se aman, se hieren, pero prima la creación artística.

El espacio escenográfico es la fiel muestra de lo simple, bello y funcional, buen acierto del director, romper con los parámetros de la época y recrearlas metafóricamente.

La dramaturgia es excelente, los textos son un lujo para un actor o actriz el poder estudiarlos y encontrar el sentido, es poesía pura.

La música en vivo es el personaje tácito, el que cambia el ritmo de escena.

Dra. Fer Flores
27 de octubre de 2019

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