Divertida e in-creíble terapia sexual
En el muro virtual de Michael Joan, el 14 de julio del presente año, pudo leerse la siguiente reflexión: Creo ser de las personas que
siempre toma un consejo para bien. Hoy me dijeron: "Después de escribir Entre
colinas y senderos, como que Te odio, Luisito Rey o esta Dra. Ana L. es
banalizar tu chamba como dramaturgo" y le contesté: “Gracias por el
consejo, pero estoy a punto de cumplir 44 años y la verdad, escribo felizmente
lo que quiero, según el estímulo que tenga". Además, tal como lo explica
Joan, destacado actor, director y dramaturgo al frente de su colectivo La Vale,
el espectáculo que viene presentándose en el nuevo y acogedor espacio de Sobre
Tablas Asociación Cultural, que lleva por título el nombre de la doctora de
curioso apellido abreviado, fue parte del proceso colectivo de su Fábrica de
Creación, laboratorio escénico a cargo del mismo Joan, quien partió de las ideas
de sus integrantes para ir elaborando el montaje en cuestión, con total
libertad creativa. Y si bien es cierto, la presente puesta en escena dista
mucho de la profundidad y complejidad de sus acostumbrados y bienvenidos homenajes
al director del grupo Malayerba, Arístides Vargas, esta terapia sexual a cargo
de la doctora Ana Lewankowski (con semejante apellido, bien vale la abreviatura) sí que guarda algunos felices aciertos que la
vuelven recomendable.
Arriesgándose por un formato realista, Joan presenta su
espectáculo como una sesión más del programa “Sexo sin Tabúes” dentro de las
instalaciones del “Centro Multiorgásmico Sensorial Tántrico”, a cargo de la
Dra. Ana L. (Alexia Dalmau) y su simpática asistente (Pilar Astete), con el
resto del nutrido reparto esperando, conversando y entrando al espacio junto con
el público. Y si bien es cierto esta idea no es nueva, sí funciona hasta cierto
punto: cuesta entrar en la convención con la caracterización física y gestual de
la doctora en un inicio, pero el carisma y entrega de Dalmau no tardan mucho en
ganarse al público y sumergirlo en esta disparatada sesión, en la que, confundidos
entre los espectadores, los personajes-actores no tardan en revelarse: un señor
sabelotodo (Ricardo Morante), una escolar camuflada (Johana Vanini), un
desdichado “aventajado” (Víctor Ulloque), una señorita “amiga de todos”
(Natalia Sánchez), una esposa engañada (Arabella Bartra), un mago frustrado
(Thony Jef), un jovencito coqueto (Samuel Valdivia) y una estudiante estresada
(Valeria Olivares).
Con algunos altibajos en el desarrollo de la puesta-sesión,
cada uno de los personajes va narrando sus problemas sexuales a la doctora,
quien alterna las posibles soluciones con dinámicas en las que participa
también parte del público, quien accede de manera entusiasta, con jocosos
resultados. Joan prefiere sacrificar muy pronto el realismo del planteamiento
inicial para rendirse a la simpática artificialidad de los diversos conflictos
que van presentándose; felizmente, muchos de ellos están ejecutados limpiamente
(como los de Jef y Bartra), que sostienen el ritmo de la puesta, pero siempre con
el agradecido apoyo de Dalmau y Astete. El último tramo, en el que aparece cierto elemento sobrenatural, rompe con todo lo que le restaba de lógica al montaje,
pero acaso aquella sea la única manera para redondear esta in-creíble terapia
sexual (así como lo menciona incluso uno de los personajes) y darle un
prudente final. Esta Dra. Ana L. promete una hora y media de grato entretenimiento,
como resultado de un sano proceso creativo a cargo de este talentoso grupo
actoral y de Joan, un artista con el suficiente aplomo y base teatral para
ofrecer, literalmente, lo que quiera, como estas disparatadas comedias, dignas y recomendables.
Sergio Velarde
14 de agosto de 2019
Disfrute mucho la obra totalmente diferente a todas las que habia visto.
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