¿Car…car… carnaval?
Función 3/8/19
Dirigida por Mirella Quispe Ramos y Renzo
García Chiok y escrita por Migue Ángel Vallejo S. en la sala de la Alianza
Francesa de Miraflores.
Uno de los últimos textos más importantes
del teatro de la memoria, donde la poesía y la metáfora del texto nos envuelven
en la dramaturgia.
Esta puesta es el encuentro de los vivos
que sobreviven y de las ánimas que aún subsisten reclamando justicia, en lo que
fue el conflicto armado interno.
Esta propuesta escénica inicia cuando el
público ingresa a la sala y se ve a los dos únicos sobrevivientes que juegan
cartas, escuchando la radio en AM, que manejan una energía muy baja que se va
mantener hasta el final. Los falsos “timberos”, libando licor, no logran crear
esa atmosfera tétrica de la pronta visita militar que esperan ni de la deuda
pendiente. Por otra parte, las ánimas (familiares muertos) son personajes
liminales, porque los directores los plantean como entes dentro de su propuesta
“estética”: eso es lo que se decodifica, pero los actantes familiares no logran
construir esa “liminalidad”, lo etéreo, lo fantasmal de las ánimas, solo se
queda en el intento, no basta con tener un mismo estilo de vestuario y
mancharlo para diferenciarme de los que sobreviven (Cesar y Fano).
Todos dicen textos sin vida, a veces sin
poder escucharlos en la mitad de las butacas, sus intervenciones son muy
cotidianas y esa característica los anula en el escenario; por momentos, Mehida
Monzón logra destacarse.
Una escenografía minimalista funcional al
inicio, pero muy estática y eso ralentiza mucho más el desarrollo de la obra.
No hay un buen uso de los elementos escenográficos para justificar su
presencia.
La foto de publicidad, tan hermosa, en donde
se ve a los participantes con collares de serpentinas y caras pintadas, fue tan
fugaz en escena que perdió todo sentido.
El dramaturgo de esta obra ha logrado un
texto exquisito, un lenguaje poético muy bueno y cuando una obra tiene esas
cualidades, el montaje ya tiene el cincuenta por ciento de éxito, pero esto no
ocurre. Esta pieza, al ser llevada a escena, ha perdido toda la metáfora, todo
lo poético del texto, perdiendo una gran oportunidad de crear lenguajes
visuales, sonoros (no basta con los efectos de la radio, del viento), movimientos
coreográficos para poder dinamizar y sacar del letargo este anticarnaval.
Al final, estos dos mundos se unen muy
simplonamente y usan una técnica tan repetitiva en otros montajes de estilo de
la memoria, como es el de mostrar las fotos de las víctimas de esta barbarie en
el primer plano del escenario.
Dra. Fer Flores
4 de agosto de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario