El siguiente paso
El futuro es algo que no tiene hora de
llegar, así que nos preguntaremos sobre el mismo. Julio Valdivia Durand es, desde el 2015, director del elenco de teatro universitario de la
Universidad Nacional de San Agustín y en esta oportunidad, comparte con
nosotros una pregunta básica sobre el teatro en Arequipa.
¿Cuál es el siguiente paso?
El teatro en Arequipa ha tenido en los
últimos años bastante crecimiento en cuanto producción teatral se refiere, es
decir, hay muchas más obras. También han aparecido nuevos grupos, que tienen un
trabajo que se sostiene a través del tiempo. No es lo mismo un grupo que
aparezca, ponga una obra y no vuelva a hacer nada en diez años, a un grupo que
ponga por lo menos una obra al año.
El incremento ha provocado que haya más
personas dedicadas a la dirección, a la actuación, y en menor medida, a la
producción, que de entre los tres es el grupo menor: la producción es un
aspecto dentro del teatro en Arequipa que se ha descuidado demasiado. El
productor es un elemento importante en el teatro, él es el encargado de que
haya una temporada, que a los actores se les pague y que la temporada no sea
una pérdida, para que los grupos no aparezcan y desaparezcan deben tener
productores.
En general, el teatro en Arequipa ha
crecido, pero no es un crecimiento que se da por primera vez. En la ciudad ya
ha habido otros momentos en los que ha crecido la producción teatral y han
aparecido grupos; pero, ¿qué tiene que pasar para que no sea flor de un día?
Para que no haya una ebullición del teatro y luego se desinfle -como ya ha
pasado- el teatro tendría que empezar a institucionalizarse; es decir, que
existan instituciones dedicadas al teatro.
Puedo hablar desde la experiencia del
Teatro Universitario de la UNSA (TUNSA), que para este tema es un buen ejemplo.
El TUNSA tiene más de cincuenta años de labor constante y continua, pero esa
existencia se ha desarrollado gracias a que el TUNSA está institucionalizado.
El TUNSA es una institución dentro de la Universidad Nacional de San Agustín y
eso le da un respaldo. Ese es el ejemplo claro que cuando el teatro está
institucionalizado es posible que no desaparezca.
En Arequipa eso es complicado por muchos
motivos: primero, porque no existe una escuela de arte dramático -a pesar que La
Universidad la Salle ha abierto el conservatorio de teatro, y la escuela Carlos
Baca Flor tiene una especialidad de teatro en su rama de pedagogía artística- fuera
de esos dos esfuerzos, hace falta en Arequipa una escuela de arte dramático de
la cuál uno salga con un título profesional de actor. No existe una escuela de
artes dramáticas en Arequipa ni en otra ciudad del Perú que no sea Lima. Pasa
que en Lima uno sale de una escuela con un título de actor y tiene que
dedicarse a actuar, porque es lo que ha estudiado cinco años, es tu carrera.
En Arequipa, los actores y las actrices no
son profesionales, al igual que los directores y los productores. No hay una
profesionalización, ya que no existe una institución que haga posible aquello.
Se llega a un punto en el que ya no es posible avanzar o se vuelve mucho más
difícil; si bien es cierto, el actor puede lograrse mediante la práctica y el
hacer escénico, hay cosas que en la escuela se te facilitan de una manera muy
grande. Lo que yo he demorado en aprender quince años se puede aprender en
cinco años de estudio.
El hecho de que no haya profesionalización
en Arequipa, provoca que sea difícil avanzar. Llega el punto en que los actores
empíricos, como yo, ya no encontramos la herramientas necesarias para forjar un
camino propio, herramientas que tendríamos si existiría una escuela.
Además de la escuela, deberían existir
otras instituciones. En Lima, por ejemplo, está el Teatro La Plaza, que es una
empresa dedicada a lo teatral, es una empresa formalmente constituida. Ellos,
como empresa, por estar institucionalizados de esa manera, están obligados a
producir teatro, y no solo eso, están obligados a tener actores, directores y
productores pagados; nace alrededor de ellos una dinámica teatral-empresarial
que no existe en Arequipa.
Es necesario que existan todo tipo de
instituciones dedicadas al teatro, que puedan cubrir todos los huecos, ya que el
teatro es muy amplio. No podemos pretender que todo sea de un tipo determinado
(moderno, clásico, experimental, etc.).
Es necesario tener artistas, verdaderos
artistas. El artista es aquel que hace, ve y sabe de arte. El artista se diferencia
del resto de profesionales, porque debe preocuparse de ser una persona mucho más
cultivada que los demás, por una simple razón: el arte es una reflexión sobre
el ser humano, una interpretación y un reflejo de la realidad del hombre, pero si uno no está en la posibilidad de ver y traducir la realidad del hombre y de
entenderlo junto con los fenómenos que lo rodean, entonces no será capaz de
darle a esa lectura una interpretación, por lo que la expresión artística se
dará de forma hueca. No tiene sentido realizar una obra de arte si no se dice
nada. La gente, cuando vaya a ver una obra, debe salir con una pregunta o con
una respuesta, pero no puedo formular preguntas y respuestas si no estoy enterado
de nada.
El artista tiene que ser alguien preocupado
por saber, por entender, por leer, por preguntar y por pensar. Pensar es algo
que se ha perdido en este tiempo. La gente ya no tiene tiempo para pensar, y ya
no piensa, simplemente se deja llevar. Pareciera que en el mundo de hoy, la
verdad ha perdido su valor. Nos enteramos de verdades que en otro tiempo
hubiesen generado mayor reacción social. Para decir lo más cercano, nos
acabamos de enterar que una empresa durante más de veinte años ha coimeado a la
mayoría de políticos peruanos, y no pasa nada. Nos acabamos de enterar de una
gran verdad y eso no tiene ningún valor, no genera nada. Hay algo que está
sucediendo y que está sumamente mal en la sociedad. Es deber del artista
hacerse esa pregunta para que el hombre reflexione y diga: ¡Algo está pasando!
Si no hago nada, asumiré el coste de mi
inacción.
Mauricio Rodríguez-Camargo
Arequipa, 1º de julio de 2019
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