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martes, 11 de junio de 2019

Crítica: EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR


Del amor y sus adversidades

El amor es un lenguaje universal, ¡qué duda cabe!, a todos nos toca y lo manifestamos desde nuestras relaciones más primarias en el núcleo familiar. Sin embargo, aquella sensación de tener mariposas en el estómago, que se produce al estar atraídos por alguien, es el punto de partida  de la comedia “El amor después del amor”, escrita por Christian Ávalos, quien además la dirige junto a Daniel Chiang.

Ahora bien, la narrativa va más allá del concepto idílico de este sentimiento y nos muestra en tres mini historias, los conflictos amorosos desencadenados por el miedo, la inseguridad, la decepción y la rutina. Incluyendo en cada trama la dosis justa de humor. La primera pieza, titulada “La terapia de tus sueños”, transcurre en medio de un juego escénico entre la realidad y la ensoñación, que narra el fallido intento de un guionista por conquistar a una psicóloga, pues en medio de la cita se queda dormido. Por su parte, la segunda entrega denominada “El ministro, la princesa y yo”, descubre a una pareja que comparte un singular pacto que pondrá a prueba su fidelidad. Finalmente, “Medianoche en la periferia” desvela a una pareja con una hija en común, cuya relación ha caído en la rutina. Un detalle atinado en los cambios de escena es la elección del fondo musical, muy acorde a las situaciones.

Las actuaciones están a cargo de Kelly Estrada y Renato Medina-Vassallo, quienes hacen gala de complicidad, encarnando a todos los personajes con aplomo y naturalidad. Por otro lado, el montaje se apoya con elementos sencillos como muebles, DVD y recursos digitales. En este caso, la fuerza interpretativa de los actores cobra mayor importancia frente a la estética, que está diseñada para facilitar la transición de las historias.

“El amor después del amor” es una propuesta amena y elocuente, que permite al espectador identificarse con alguna o todas las situaciones que se describen. Sus personajes reflejan problemáticas reales de parejas jóvenes, que deberán considerar otros aspectos, además del amor, para crear vínculos sólidos, capaces de resistir el paso del tiempo y la modernidad (sobre todo tecnológica) que nos avasalla cada vez más.

Para finalizar, la puesta se presenta en Espacio Los Únicos, que se inaugura como recinto de actividades artísticas y supone una alternativa más para el público y también para los realizadores teatrales. Solo un pequeño detalle: sería ideal ubicar las sillas con un nivel de altura entre fila y fila, para garantizar así que las personas que se ubiquen en los últimos lugares disfruten de todos los detalles de la función.

Restan solo dos funciones más, el viernes 14 y sábado 15 de junio a las 9:00 p.m., en Ramón Ribeyro 1057, altura de la cuadra 12 y 13 de la, Av. 28 de Julio en Miraflores.

Maria Cristina Mory Cárdenas
11 de junio de 2019

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