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lunes, 27 de mayo de 2019

Crítica: EL JARDÍN DE LOS CEREZOS


¿Y los cerezos en el jardín?

Función 9/5/2019

“Todo el sentido y todo el drama del hombre se encuentran en su interior y no en sus manifestaciones exteriores”. (A. Chéjov)

“El jardín de los cerezos” de A. Chéjov, una de las obras magistrales de este autor, ahora está en temporada en el teatro Roma-Ensad, bajo la dirección de Jorge Sarmiento, director de la Ensad.

Este montaje sigue la línea estética del teatro de época, característica de los últimos montajes del director Sarmiento. La parte plástica es repetitiva con respecto a “El enemigo del pueblo” de Ibsen. La grandilocuencia escenográfica de la fábrica se repite al poner un “tronco” de cerezo en primer plano derecho para recrear físicamente el famoso jardín —pero no logra transmitir la atmosfera de la naturaleza, el microcosmos de los árboles de cerezos—, lo mismo que las proyecciones de los cerezos y bailes que no encuadran (también usado de la misma forma en el anterior montaje) y la colorimetría mal aplicada a vestuarios y texturas, porque van disociadas al pretender realizar vestuarios de época: un ejemplo claro es la prenda blanca que usa Liubow cuando regresa a casa.

Lorena Reynoso, brillante en su papel las pocas veces que aparece en escena, deslumbra; su tono de voz es fresco, tiene buena proyección y dicción. Del mismo modo, a Nany Rodríguez da gusto verla en escena, pues compone muy bien su rol actancial, con voz clara y potente. Y lo principal es que ambas trabajan bien los sentidos y componen esos personajes que Chéjov nos muestra en su dramaturgia: los que sufren interna y no externamente. Estas dos nóveles actrices hacen que sus presencias, en el montaje, alivien lo mecánico de los actores de gran trayectoria, como lo son Brescia, Combi, Vértiz y Hernández, y que casi todos ellos repiten lo que hicieron en anteriores montajes con el mismo director.

Pilar Brescia, manejando un texto con una entonación repetitiva en toda la obra, contribuye a que el montaje no mantenga un ritmo, por lo antes mencionado; su imperante inorganicidad, especialmente en los momentos tensos, hace que pasen a segundo plano los momentos “top” que plantea Chéjov en esta dramaturgia. En ese mismo estilo están sus colegas contemporáneos.

Chéjov nos plantea los dos textos que existen en sus obras: el visible y el no visible, y es justamente que los actores mayores no han descubierto el primer texto, para que se convierta en el segundo y eso es lo que decodifica el público. Chéjov manifestaba que dentro de cada personaje estaba el jardín de los cerezos y ese era el punto de partida para componer estos personajes tan sufridos, aferrándose a la decadencia: una metáfora de su sociedad.

El teatro clásico, en nuestros días, urge de nuevos conceptos estéticos para que lo literal, cada día, se aleje más del estereotipo de siglos pasados —ya no funciona el actuar de décadas pasadas—. Cuando juntemos dos generaciones distantes en el escenario, es vital encontrar el equilibrio actoral entre ambos grupos para que entre ellos se nutran y se construya un solo estilo.

Dra. Fer Flores
10 de mayo de 2019

1 comentario:

  1. Usted es de los pocos que hace verdadera crítica aquí. Fundamenta lo que dice, es ordenado, coherente y conciso, además de honesto. No cambie por favor.

    Sólo discrepo en un punto con usted.
    "[...] El teatro clásico, en nuestros días, urge de nuevos conceptos estéticos para que lo literal, cada día, se aleje más del estereotipo de siglos pasados —ya no funciona el actuar de décadas pasadas— [...]". No se trata -a mi parecer- de estereotipos pasados, lo que ocurre es, sencillamente, que los actores mencionados actúan mal. Se enfocan en MOSTRAR las intenciones o en el peor de los casos las emociones, en vez de ejecutar sus acciones previamente seleccionadas. ¿El resultado? Actuaciones mecánicas, forzadas o llenas de clichés, como ya usted lo mencionó. Pero sabe, he visto actores ya veteranos, de otra formación y estilo (vieja escuela), moverse con naturalidad y honestidad en el escenario. De modo que no pasa por ser de otra época.

    Saludos.

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