Aquí no hay lugar para unicornios (2018) fue una exitosa
temporada en el Club de Teatro de Lima, que denunció pertinentemente el
maltrato hacia la mujer en nuestra sociedad, a cargo de los egresados del
Tercer Año de estudios, dirigidos del profesor Paco Caparó con la asistencia de Jhosep Palomino. Una de sus
actrices, Yuliana Huallanca, logró el premio de la encuesta de Oficio Crítico a
la mejor actriz de reparto en la categoría Drama. “Me interesaba el teatro desde
que tenía siete años, siempre me gustó el ambiente de la actuación”, recuerda.
“Mi papá me decía que viajaba a Lima a ver teatro (su familia vivió en Chosica
y luego en Huaycán) y eso me incentivó a actuar y crear historias con mi
familia y amigos”.
Primeras experiencias teatrales
“En el colegio, mi profesora Sara Monroy nos hizo conocer
más a fondo el teatro, los monólogos, la creación de personajes, las creaciones
colectivas”, comenta Yuliana. “De verdad, me gustaba eso y sentía que sí podía
desarrollarme en el teatro”. Sin embargo, por temas económicos no pudo continuar
aprendiendo en las Artes Escénicas. “Me quedé frustrada, porque yo quería ahondar
más”. Yuliana estudió la carrera de Docencia y postuló con éxito a la
universidad La Cantuta. “En medio de mis estudios, en el 2007, tuve un profesor
en la universidad, Oscar Sánchez Saldaña, que me devolvió al teatro: nos llevó a la Asociación de
Artistas Aficionados (AAA) a verlo actuar y conocí por primera vez el escenario,
las butacas, ¡por fin estaba conociendo lo que hubiera querido estudiar!”
El profesor de Yuliana le dijo que se desarrollaba bien en
el teatro y le preguntó por qué estudiaba Historia y Geografía. “Se extrañó y le dije que,
bueno, por diversos motivos soy docente en el área de Ciencias Sociales”. No
obstante, en su universidad sí estudiaba Teatro, pero orientado a la educación.
“Representábamos obras que él nos traía, las actuamos, pero solo para los
compañeros”. Yuliana menciona además, que en su distrito se acostumbraba
representar el Vía Crucis, a cargo de la Asociación Cultural “Voces y Expresiones”,
y que fue invitada a interpretar un personaje. “Fui la mujer que acusaba a
Pedro; cuando terminó la obra, mi padre me dijo que rezara mucho, porque lo
había hecho con mucha fuerza (ríe). ¿Lo habré hecho bien?, pensé”. Y
nuevamente, Yuliana tuve que dejar la actuación de lado para culminar sus
estudios de Educación.
El Club al rescate
Desde hace cuatro años, Yuliana encontró estabilidad trabajando
en un colegio, pero no olvidaba sus intereses artísticos. “Buscaba en internet
dónde estudiar teatro, que sea cómodo y que sea por las noches, por el horario
de mi trabajo”, rememora. “Fue entonces que vi el Club de Teatro y que tenía una
formación de tres años, llamé y me dijeron que empezaba el mismo día; tomé mi
carro y comencé ese día en el Primer Año, con Cintia (Díaz del Olmo,
profesora)”. Por fin, a sus 26 años, Yuliana fue aprendiendo cómo construir un personaje
y cómo enfrentarse al público.
“De Cintia, aprendí el valor del compromiso, siempre nos
recalcaba eso”, refiere Yuliana, quien tuvo como profesor en Segundo Año a Pold
Gastello. “Con él me he reído demasiado, yo tiendo a reírme mucho y Pold es muy
divertido; pero nuestra muestra fue un drama, que hablaba sobre la violencia
vivida en la época del terrorismo”. Agrega que con Gastello aprendió a trabajar
en equipo. “Éramos un montón, el trabajar en equipo fue difícil, especialmente
por aquellos alumnos que les faltaba compromiso y responsabilidad”. Por último,
en Tercer Año, Yuliana tuvo a Caparó. “Aprendí sobre la construcción de un
personaje, salir de lo común; es decir, no aprender un libreto, sino a crear el
personaje”. Menciona también la gran ayuda que recibió ese año de Jhosep
Palomino, también profesor del Club. “Fue muy duro con el aspecto físico y nos
exigía al máximo en el trabajo corporal; hubo momentos donde casi todo el grupo
le tuvimos cólera, pero al final vimos el gran trabajo que logramos gracias a
él y a Paco, a quienes recordaré siempre”. A Yuliana le gustaría en un futuro
cercano, compartir una obra con sus profesores. “Pero sé que para eso tengo que
seguir esforzándome más”.
La experiencia de Aquí no hay lugar para unicornios le fue
difícil a Yuliana, ya que Caparó le dijo al grupo que en un determinado momento
no van a saber dónde están y van a sentir que la obra no va a salir. “Pero nos
dijo que luego habría un punto en el que todos nos íbamos a encontrar, y se dio
todo al final, ¡se cumplió su profecía!” Como ya se mencionó anteriormente, la
puesta en escena se centraba en la violencia hacia la mujer, de parte de
hombres y mujeres. “Mi personaje tenía una empresa y además, organizaba las
marchas de Ni una menos; toda la historia surgió de las improvisaciones y de
los aportes que íbamos haciendo, Paco los entrelazó y todo encajó”. El grupo
asistió a las verdaderas marchas para involucrarse en el tema. “Las mujeres no
solo arengaban, sino que nos contaban sus historias y eso ayudó para crear los
personajes”.
Para Yuliana, una buena actriz de teatro debe ser
“comprometida, responsable y versátil”; mientras que un buen director “debe
darle libertad y confianza al actor para poder crear su personaje”. Por otro
lado, ella está de acuerdo en que las clases de teatro en el colegio sean
obligatorias. “El alumno aprende a ser más desenvuelto, perder el miedo a
enfrentarse al público y también a liberar el estrés”, asegura. Por el momento,
ella desea seguir aprendiendo y conociendo más a fondo el mundo de la
actuación, a la par de su trabajo como docente. “Quisiera llevar talleres de
Teatro Musical y también de Actuación frente a la cámara”, concluye.
Sergio Velarde
8 de febrero de 2019
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