García Lorca en Piura
Casi siempre se ha tenido la idea de que
hacer la adaptación de una obra clásica es materialmente imposible debido a lo
que el texto, y muchas veces la puesta, representan para el público. Nos hemos quedado
con la idea de que, por ejemplo, Romeo y
Julieta debe estar siempre ambientada en la Europa del siglo XVI y que sus
personajes deben vestirse con atuendo ostentosos y hablar rimado. Pero el
teatro, al igual que la sociedad, cambia. Los problemas que enfrentó
Shakespeare al escribir la obra no son los mismos a los que la sociedad se
enfrenta ahora. Sin embargo, ¿por qué nos identificamos tanto? Porque hay
verdades humanas universales que nunca cambian, como el amor, la ambición, la
mentira, etc. Eso que nos hace ver al teatro como un reflejo inequívoco de
nosotros mismos. Las adaptaciones de los clásicos entregan al público la
posibilidad de verse a sí mismo en una obra que fue escrita hace 30, 100 o 500
años atrás y darse cuenta que el hombre siempre será el mismo en esencia.
Las obras de Federico García Lorca se han convertido
en un paso obligatorio para conocer la
dramaturgia española y mundial, debido a su profundidad y a su conciencia
social. La vida del autor en sí misma representa un ícono en las letras desde
su literatura crítica y libre de prejuicios hasta su tormentosa muerte a manos
del régimen franquista. Textos como Yerma,
La casa de Bernarda Alba y por
supuesto, Bodas de Sangre han sido
representadas innumerables veces y con temporadas y adaptaciones exitosas. En Bodas de Sangre, particularmente,
existen dos puntos importantes dentro del texto, que al parecer de algunos
entendidos la hacen la obra que es: el amor y sus consecuencias, y el reflejo
de una sociedad falsa, que vive del “qué
dirán” y es sumamente murmuradora. Sin ambos presupuestos, toda adaptación
corre el riesgo de perder su esencia. Piura es una ciudad muy conservadora y a
veces “falsamente moralista” por
tradición y al igual que el pueblo de Lorca en Bodas de sangre, se ha mantenido así por miedo al cambio, aunque es
la segunda ciudad más poblada del país, aún conserva ese misticismo de ciudad
pequeña que ha sido aprovechada por literatos como Vargas Llosa para dar molde
a sus historias. Es por eso que esta obra se convierte, más que en otras
ciudades, en una obra de representación necesaria.
El grupo teatral “Cuarta Pared” puso en
escena la obra musical “Ocaso de un sueño
de amor”, una interesante adaptación del clásico Bodas de Sangre. La obra fue montada durante los últimos meses del
año en diferentes espacios a nivel regional y nacional, teniendo como escenario
de su última puesta del año al Espacé Liberté de la Alianza Francesa de Piura,
el pasado 24 de noviembre. La obra está bajo la dirección escénica y musical de
Robert Masías. Los clásicos personajes de Lorca vuelven a cobrar vida en una
obra matizada por música propia y en vivo. Es importante resaltar de la puesta
precisamente la presencia de la música y la danza, aspectos que son muy bien
adaptados de la versión original. Una musa danzante desde la primera escena
aporta a la obra misticismo y fluidez corporal, siendo este un sello
característico de las puesta del grupo. El marco musical y los actores cantando
desarrollan la obra hasta la mitad a buen ritmo, el cual disminuye hasta antes
de la escena de la pelea entre el novio (Juan Pablo Almeyda) y Manuel (Juan
Manuel García), convirtiéndose en la mejor escena de la obra debido a que
confluyen muy bien la precisión de los movimientos, las luces y la música.
En cuanto a la adaptación dramatúrgica, se
puede comentar que “Ocaso de un sueño de
amor” es un texto limpio y bien pensado a partir del texto original, aunque
con pocos riesgos; con una buena línea dramática, pero que no siempre
profundiza en los sentimientos de los personajes, que en la obra de Lorca
cuentan con un matiz desgarrador y rallan en la locura, sobre todo en el
personaje de la madre del novio. El peso dramático lo lleva el personaje de la
novia, muy bien interpretada por Stefany Cienfuegos, que nos ofrece una novia fresca
sin dejar de ser profunda y que adopta en mayor parte el peso actoral de la
obra. Seguida por García, que interpreta a un Manuel (en la obra de Lorca,
Leonardo) bastante orgánico e intenso. A su vez, la madre del novio es
interpretada por Jesenia Lazo, una actriz piurana con amplia trayectoria y muy
buena interpretación. En cuanto a la dirección escénica, “Ocaso de un sueño de amor” es una obra
con presencia y buen ritmo, con un texto sencillo y correcto que pretende ser
la propia interpretación de las Bodas
de Lorca, pero donde la preocupación social y la “habladuría” del original hacen sentir su ausencia. Cuenta con
actores de peso escénico y actores aún en formación que buscan encontrar un
matiz en sus performances. Un musical prácticamente pionero en el género en la
ciudad y que refleja un crecimiento del grupo y una importante valla para sus
trabajos posteriores.
Katiuska
Granda
Piura, 30 de noviembre de 2018
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