Premiada obra de Franco Iza
El Perú vive ahora un boom de la
dramaturgia peruana, es una verdad innegable y que abre la puerta a la creación
auténtica y en muchos de los casos, contestataria. Los autores, sobre todo
jóvenes, se están retando a sí mismos en los temas y nos alejamos cada vez más
de la simplicidad para dar paso a nuevos texto profundos y de belleza
dramatúrgica. Este boom se debe en parte al surgimiento de nuevas plataformas
como las salas teatrales independientes o los concursos de dramaturgia como el
Sala de Parto, el Concurso Nacional de Dramaturgia, por mencionar algunos
ejemplos.
Este fenómeno no solo se ha quedado en Lima,
sino que cada día avanza con mayor fuerza al interior del país, lo cual arroja
una visión menos centralista pero también menos “costumbrista” de la realidad
nacional. Producto de este boom han nacido obras como El análisis de Franco Iza Montoya, obra ganadora del concurso Sala
de Parto del 2013 y poseedora de una belleza dramática innegable, que compartió
créditos con otras grandes piezas como La
cautiva, Sobre Lobos, entre otras
obras ganadoras de este festival el mismo año. El texto de El análisis toma como pretexto el teatro para contar una historia profunda
y humana. Relata la visita de un director de teatro a un psicoanalista para que
le ayude con la terapia para conseguir que su hijo le permita ver a su nieto.
Resalta del texto el uso de algunos versos del clásico La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca, los cuales le
aportan profundidad a la historia. Esta obra fue montada en Lima con las
actuaciones de Miguel Iza en el papel de terapeuta y de Javier Valdés como el
director.
El pasado 23 y 24 de marzo se montó en
Piura esta obra a cargo del Grupo Kataplum, bajo la dirección de Rafael Sime y
con las actuaciones de Edward Pérez como el terapeuta y Rafael Sime como el
director. La obra se llevó a cabo en el auditorio de la Universidad Nacional de
Piura. Es importante resaltar la iniciativa del grupo por montar este texto en
Piura y unirse así a este fenómeno dramatúrgico del que hablábamos al principio.
En cuanto a la puesta en escena, Kataplum se ha caracterizado en la mayoría de
sus montajes por presentar grandes aciertos en cuanto a escenografía y su distribución,
y esta obra no fue la excepción: el texto y su consecución no requerían una
puesta ostentosa, pero sí precisa y sobria, y se logró. Sin embargo, se podría
aportar mayor versatilidad en el uso de las luces, sobre todo en los momentos
de mayor clímax como el final y los cambios de escena.
En cuanto a las actuaciones, es importante
resaltar la presencia escénica de Rafael Sime como el director, que por
momentos estuvo con buena colocación de intenciones y nos presentó un director
orgánico y sobrio; sin embargo, se pudo haber aportado mejor manejo de
intenciones para hacer notar con mayor claridad la evolución del personaje.
Edward Pérez desarrolló un terapeuta correcto y por espacios de tiempo bonachón,
pero hizo falta mayor peso escénico y sinceridad dramática para redondear la
construcción.
En cuanto a la dirección, era evidente la búsqueda
del director por ser fiel al texto y resaltarlo, con lo cual, salvo los
interesantes cambios de escenas en tercer plano de los personajes, no hubo
mayores variantes de la dramaturgia original. No obstante, a la puesta le faltó
ritmo escénico en varios momentos y acentuación dramática en otros, lo que hizo
que perdiera naturalidad y se desestabilizara en algunas partes, como por
ejemplo, en los cambios de tiempo y en las escenas de lectura en el consultorio,
cuyos textos sinceros y a veces mordaces merecían quedarse más en el espectador
y que lamentablemente, se perdieron.
El análisis es un gran texto que merece ser replicado y que se ha convertido en
un claro ejemplo de la dramaturgia joven que nace en la cartelera nacional y se
resalta el interés de Kataplum por recurrir a lo nacional.
Katiuska
Granda
Piura, 30 de octubre de 2017
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