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jueves, 2 de agosto de 2018

Crítica: ZOOCOSIS


La incertidumbre que esconde el futuro

Corre el año 2056 y la sobrepoblación en la Tierra se ha convertido en un problema que la Gran Familia enfrentará desde la clandestinidad, iniciando un proceso de selección para crear una sociedad nueva, libre de ideologías y pasiones. Para ello, elegirán a cuatro candidatos de distintas edades y realidades, poniéndolos a prueba y llevándolos a lo más extremo, con tal de renovar a la raza humana. Es la trama que gira en torno a Zoocosis, escrita y dirigida por Emilie Kesch y Paola Terán.

Una propuesta retadora, que en el plano audiovisual abarca distintos elementos: dos cubos gigantes (que aluden a cuartos), las narraciones en off, el vestuario, los efectos de sonido y luces fueron bastante acordes con la visión futurista de la obra. De otro lado, los personajes estaban cargados de ciertas características particulares: en el caso de Fernando Pasco (que interpretaba al Moderador de Humanidades) y de Carolina Niño de Guzmán (la Moderadora de Producción), sus ejecuciones fueron correctas, ya que estaba claro que tenían la misión de cumplir con el proceso de selección; en tanto que Lilian Nieto (como Reclusa Parda) y José Medina (como Araña Calavera), contrariados por sus ideologías, pugnaban por sobrevivir, logrando acoplarse mucho más que sus compañeros Alessa Esparza (Sarda) y Paris Pesantes (Mukota), quienes tenían la difícil tarea de manejar sus debilidades y emociones.

Zoocosis representa un encuentro entre el pasado y futuro, una sucesión de hechos que han desgastado a la humanidad, que necesita ser salvada y dotada de nuevos integrantes, más fuertes, más racionales y quizá, menos emotivos y empáticos.

Una obra que en su narrativa se tornaba difusa y codificada por momentos, sin dejar la verdad en cuanto a los temas de fondo que se tocaron: los acontecimientos históricos que marcaron un antes y después en la sociedad, el poder desmedido, la supervivencia de los más fuertes y la incertidumbre de un futuro que, en su versión más fatalista, sería lo que esta puesta nos ha mostrado.

Maria Cristina Mory Cárdenas
2 de agosto de 2018

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