Crónica del Teatro Municipal de Piura
Algunos dicen que la verdadera esencia del teatro va más
allá de los espacios, las paredes, los telones y el decorado, que son
simplemente eso: adornos que completan ese aspecto visual que todas las puestas
en escena necesitan para ser “hermosas”.
Sin embargo, los actores y directores sabemos que el espacio
físico al que llamamos teatro va más allá de los ornamentos. Desde que era niña,
recuerdo haber pisado los teatros de mi ciudad, tres para ser más exactos. Al
principio, solo eran un lugar de ensayos que muchas veces se convertían en
patio de juegos mío y de mis pequeños compañeros actores. Pero luego, esos
viejos espacios con olor a muebles antiguos y a naftalina se convertían en mi
casa. Y era de suponerse, pues pasábamos más horas ensayando que en nuestras
propias casas. Recuerdo haber tomado lonches y galletitas que nos llevaban las
actrices con experiencia a los ensayos, haber pasado por un sinnúmero de
pruebas de vestuario y maquillaje, y asomarme por entre los telones principales
para saber cuántas personas habían asistido a la función. Con el tiempo, esos
gigantes de concreto se fueron convirtiendo en mis amigos y en mudos testigos
de gran parte de mi vida.
Hoy, el más emblemático de estos gigantes está en agonía. El
Teatro Municipal de Piura ha caído preso de una estocada como si se tratara del
primer actor de un drama de Shakespeare y esta vez, como en las mejores tragedias,
el sablazo fue dado por el personaje del que menos se esperaba: la propia
Municipalidad Provincial de Piura.
Pero esta historia se remonta a muchos años atrás, quizá desde
su fundación en 1963. El Teatro Municipal de Piura se creó con el fin de que la
entonces moderna y surtida cartelera teatral y de espectáculos tuviera un
espacio para su difusión. Lo más nutrido de la sociedad piurana asistió a la
inauguración. El espacio contaba con butacas modernas y mezanine. Con el paso
del tiempo, la caída de la movida teatral y el surgimiento acelerado de la
industria cinematográfica, a nuestras autoridades municipales se les ocurrió
que sería una buena idea convertir el teatro en una sala de multicines. Y
empezó la remodelación. Al darse cuenta de la envergadura del proyecto y que
era materialmente imposible que la estructura del alicaído gigante resistiera
se dio por finalizada la obra, dejándola inconclusa. La parte más dañada es la
que correspondía al mezanine y que hoy tiembla cada vez que alguien se acerca.
Con la sucesión de gestiones municipales que aplazaban su
remodelación y reestructuración urgente, el teatro fue cerrado definitivamente
en el 2015. En el 2016, con casi veinte meses desde su cierre definitivo y
gracias a la gestión de la entonces Gerenta de Cultura y Deporte de la
Municipalidad Provincial, Heidy Lozada, se reabrió el teatro en olor a
multitudes. Un espectáculo variado encabezado por la presentación de la
Orquesta Sinfónica Municipal coronó la noche perfecta. Al evento asistió el
actual Alcalde de Piura, el Dr. Oscar Miranda y sus regidores, así como un
grupo selecto de autoridades regionales.
Lamentablemente, la buena suerte nos duró poco: después, el
teatro volvió a cerrar, pero esta vez por una resolución de Defensa Civil, que lo
declaraba en alto riesgo por la oscilación constante del mezanine. Los
encargados de realizar la evaluación del espacio fueron un equipo técnico
conformado por ingenieros en otras especialidades y no en civil o afines.
Muchos regidores se opusieron a que sea reabierto. Posteriormente, el teatro ha sido reabierto
como sala de ensayos para talleres el verano pasado y la estocada final se
llevó a cabo con el traslado de las oficinas municipales (Alcaldía, Atención al
ciudadano y Registro Civil) a los espacios de sala de recepción, mezanine etc. a
raíz de la inundación que sufrieron las oficinas de la Municipalidad de Piura.
Frente al desastre, no se tuvo mejor idea que sustituir un edificio por otro.
Los artistas nos preguntamos: ¿Por qué, si según la misma
municipalidad, este teatro está en riesgo de derrumbe y con observaciones de
Defensa Civil, se permite su uso como oficinas poniendo en grave peligro a los
usuarios o como espacio para ensayo de talleres? ¿No será que los regidores que
tanto se han opuesto a reapertura desean ahora, cuando están cerca las
elecciones, ganarse los votos de los artistas reabriendo el teatro cuando sus
instalaciones están en muy malas condiciones? ¿Y dar prioridad a las obras y
espacios privados gestionados muchas veces por ellos, ante a falta de espacios
municipales?
Cuando el teatro cerró, los artistas tuvimos que migrar,
algunos que tenían recursos se las arreglaban para alquilar (sí, alquilar) el
teatro de la Universidad Nacional de Piura a muy elevados precios y los otros,
decidimos abrir espacios y salas alternativas que también son duramente
fiscalizados por la municipalidad. No hay ningún beneficio que la cultura pueda
recibir del cierre temporal o definitivo del teatro. Los artistas piuranos,
muchos de ellos en pie de lucha, se reunirán en el frontis del teatro para
hacerse escuchar. No es la primera vez que en el mundo son los artistas los
primeros que levantan su voz. El futuro de los espacios culturales públicos aún
es incierto en Piura, en medio de una gestión que ya
termina y que no ha tenido una agenda clara respecto al tema de cultural.
Nosotros seguiremos celebrando nuestro día en una ciudad con mucho teatro, pero
sin un teatro.
Katiuska Granda
Piura, 29 de marzo de 2018
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