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martes, 6 de febrero de 2018

Crítica: MUÉSTRATE

El escenario libre

Muéstrate de Paloma Reyes de Sá y César García extrae la vulnerabilidad del payaso, unifica a los participantes en un duelo de sinceridad, mostrando a través de la jocosidad, la ridiculización o la tristeza, particularidades de cada ser, que además lo transcienden para darnos un panorama social actualizado sobre los prejuicios modernos, los clichés contemporáneos, las frases hechas, y las emociones cotidianas; que reconocemos y con las que logramos empatizar de inmediato.

Muéstrate alude a deslumbrar a partir de la esencia de una persona sobre el escenario, la nariz enmascara y al mismo tiempo trasparenta, esta sencillez, a veces ardua de conseguir, aglomera a los espectadores hacia el filo de su silla, expectantes ante la desnudez, siendo conducidos por esta; así, Muéstrate encandila y genera una atmósfera liberal, donde todo puede ser dicho.

El espectáculo expone a cada payaso en un cuadro independiente para inmiscuirnos dentro de su personalidad, para tener un contacto directo y privado con él. En este encuentro, relucen temas de cada quien que se vuelven material de juego en confidencia. Así, se habla de la soledad, la indolencia limeña ante el inmigrante, el feminismo peruano, la homosexualidad, la idolatría, la traición conyugal, la superioridad de clases, el acoso hacia la mujer; tópicos que son provistos de una perspectiva actual y sincera de la cual reflexionar a pesar de lo lúdico.

El trabajo del payaso en Muéstrate es espontáneo y vivo. A pesar del personaje construido, podemos acceder a alguien dentro, que está al tanto de nuestra reacción y construye un pensamiento nuevo sobre esta, o sobre las equivocaciones dentro del escenario. Todo es posibilidad de un nuevo juego, lo gratuito es parte de lo elaborado, los sentidos y la atención complejizan la representación de cada integrante.

Muéstrate llena el escenario de humildad, la desnudez de sus payasos incita a la liberación de uno mismo, la expresión clown trasciende el juego para resonar fuera de la tarima, en una invitación a resquebrajar barreras interpersonales.

Bryan Urrunaga
6 de febrero de 2018

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