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miércoles, 31 de mayo de 2017

Crítica: SUEÑOS DE FO

La doble moral

Sueños de Fuego Teatro de Grupo presentó “Sueños de Fo”, dos obras breves en homenaje al Nobel italiano de Literatura, Darío Fo. Se trata de una puesta en escena resultado de un taller montaje de teatro dirigida por Fredy Monteza, en la Asociación de Artistas Aficionados, con las actuaciones de Emi Gonzales, Joel Cuba, Sans Bryan, Daysi Gonzales, Tiffany Fonseca, Fabrizio Iman, Iris Margot Congora Almonacid, Asana Villafuerte, Miguel Angel Cabrera y Luis Delgado. La temática de ambas obras incluye la comedia, la hipocresía del ser humano, las mentiras, los celos, la ingenuidad y la infidelidad. A partir de estas dos obras, Los pintores no tienen recuerdos y No hay ladrón que por bien no venga, el autor busca que el espectador se burle de la doble moral de la alta sociedad en la que vivimos.

La primera obra gira en torno a una viuda que intenta remodelar su casa de citas, ya que el ambiente donde vive le recuerda a su querido difunto esposo. Es ahí cuando decide contratar a dos tapiceros, pero lo que no sabe la viuda es que estas dos personas que contrató no son tapiceros, sino pintores y por la necesidad de no perder ese trabajo mienten diciendo que sí lo son. Estando ya trabajando los falsos pintores en la casa de citas, surge un accidente que les hará pensar que han matado a un hombre, que en realidad es un maniquí de cera. Al intentar encontrar una solución para que no los descubran, estos ingenuos pintores descubrirán que la viuda no es tan viuda y que el maniquí de cera es su esposo, que por celos ella ha convertido en lo que es. A veces, nada es lo que parece y en el momento menos esperado la verdad siempre sale a la luz.

La otra puesta en escena narra la historia de un peculiar ladrón que entra a robar a una casa adinerada, pero de repente escucha el sonido de la puerta. ¡Oh, sorpresa! Al parecer es el dueño, pero no llega solo y para no ser descubierto el ladrón, se esconde en un reloj antiguo. Mientras las horas siguen pasando, él iba escuchado todo la conversación que tenía el dueño  de la casa con su amante, pero el ladrón tiende a salir de su escondite, porque no aguantaba más los sonidos que hacía aquel reloj. A partir de este momento, se desencadenan una serie de malentendidos, donde el ladrón intentará salvar su vida y a la vez, tratará de convencer a los señores de la casa que digan la verdad. Pero terminará siendo parte de las mentiras de los dueños de la casa y de los amantes.

La escenografía y los vestuarios estaban acorde a la temática. La única sugerencia seria cambiar el maquillaje que usaron para pintar los bigotes de los actores, ya que empezó a escurrirse, manchando así sus caras y no fue nada agradable. Por otro lado, se debe tratar de no atropellar los diálogos entre compañeros. Por lo demás,  me encantó. Quiero hacer mención de que “no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”. Ver el desenvolvimiento de estos jóvenes principiantes en la puesta en escena fue muy gratificante, van por buen camino y espero volverlos a ver nuevamente en las tablas. Gracias por la función.

María Victoria Pilares
31 de mayo de 2017

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