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lunes, 23 de enero de 2017

Crítica: LA REBELIÓN DE LOS VILLANOS

Disfrutando el teatro infantil

Siempre me ha parecido que el teatro para niños se mueve en una delgada línea en donde fácilmente se puede pasar de tratar a los niños con cariño y comprensión a tratarlos como personas que no entienden las cosas. Tengo un hijo de 9 años y he sido testigo varias veces de lo expuesto líneas arriba. Es por eso que siempre intento informarme de cómo es la obra que queremos ver para estar seguro de que mi hijo vea un espectáculo que lo divierta, le enseñe algo, lo conmueva, lo sorprenda, le haga pensar, o, de preferencia todas las anteriores juntas, pero siempre, tratándolo como una persona inteligente.

Es por eso que fui a ver La rebelión de los villanos, del grupo T-atrín, con la expectativa de mi faceta de papá más que la de alguien que hará una crítica teatral, y debo decir que en líneas generales el saldo fue positivo.

Para ser más claro, voy a hablar de la obra desde dos enfoques: Primero, desde lo que creo que los niños, el público objetivo de la obra, valoran más, y segundo, desde lo que creo que una obra debe tener.

Entonces, desde el primer enfoque creo que los niños disfrutaron mucho de la obra porque ésta tiene varios aciertos que le permiten al niño estar “pegado”. De todos ellos, el que me pareció más acertado es que tienen música en vivo lo cual da al espectáculo una emoción diferente y esto se acrecienta porque uno de los personajes toca la guitarra y la batería. Otro acierto es el vestuario, el cual es bonito y llamativo. La obra también han acertado al jugar con la oscuridad de la sala pues da un toque misterioso y tenebroso, lo cual es preciso para el clima que se quiere tener, a pesar de que los niños muy pequeños podrían asustarse un poco.

Por último, me parece genial que hayan cuidado el propiciar la participación de los niños, quienes aportan a la historia dando indicaciones a los personajes, consolándolos y hasta acusándolos, según sea el desarrollo de la historia.

Desde el segundo enfoque, que es lo que creo que toda obra debe tener, creo que La rebelión de los villanos tiene un problema con lo que quiere decir y tiene un “final de texto” confuso. Cuando digo “final de texto” me refiero al final de la historia en sí, sin tomar en cuenta lo último que vemos en escena que es un fin de fiesta con canción y baile. Creo que es necesario ser muy claro con lo que quieres contar y no importa si es una obra para niños o adultos, la claridad del mensaje es algo básico, y de eso adolece esta obra.

Por último, y a pesar de lo dicho líneas arriba, creo que La rebelión de los villanos es un espectáculo que los niños disfrutarán, pero que si se ajustan los puntos débiles podríamos estar frente a un trabajo muy interesante.

Daniel Fernández
23 de enero de 2017

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