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viernes, 25 de marzo de 2016

Entrevista: JAVIER QUIROZ y KARLOS LÓPEZ RENTERÍA

Teatro con sangre nueva   

Ganadores del premio “Sara Joffré” a la mejor dramaturgia peruana de 2015 otorgado por El Oficio Crítico, los jóvenes actores Javier Quiroz y Karlos López Rentería, creadores e intérpretes de RaTsodia (hilarante pieza en la que dos ratas, literales y/o simbólicas, nos cuentan sus aventuras en nuestra sociedad), comentan su primer acercamiento a la actuación. “Entré de casualidad, yo quería estudiar fotografía”, revela Javier. “El teatro era mi segunda opción; cuando me di cuenta que la carrera de fotografía resultaría muy cara, entré a la ENSAD. Mi tío me dijo entonces que me pagaría la carrera, pero de terco me quedé en la Escuela”. Por su parte, Karlos nos cuenta que su anécdota ha sido boicoteada. “Yo quería ser músico, pero Diego (La Hoz, director de EspacioLibre) me dijo que de música no sabía nada. Y considero que el no saber se aplica para el teatro.”

Un espacio para soñar con libertad

“Solo estuve un año en la ENSAD”, comenta Javier. “Quería viajar a Argentina, porque tenía ganas de estudiar teatro de calle. Conocí a EspacioLibre (vivía a dos cuadras), asistí a un par de funciones y cuando salió la convocatoria de talleres, me terminé quedando. Voy por mi segundo año”. La primera colaboración de Javier con EspacioLibre fue Entre nubes y alcantarillas, una interesante revisión de la novela de Jorge Eduardo Eielson, El cuerpo de Giulia-no. En cuanto a Karlos, quien es oriundo de Chiclayo, su contacto con el teatro empezó con un taller de guitarra en la Casa de la Cultura de Chiclayo, la cual tenía un presupuesto tan ajustado, que las luces solo se prendían a partir de las 6:00 pm; es por ello que Karlos debía estar cerca a la puerta para tener luz y fue así que observaba al grupo de teatro que ensayaba en el patio. “Mis primeros pasos los tuve a los 14 años con el grupo Huerequeque, un colectivo de tradición que entendía el concepto de grupalidad". Posteriormente, a los 19 años, conoce al grupo Cultura Urbana y su directora Liz Moreno, en el marco de una actividad organizada por Yuyachkani. Años más tarde, en un festival nacional en esa ciudad, “llegaron varios grupos de teatro: Barricada de Huancayo, Olmo Teatro de Trujillo y EspacioLibre de Lima; este último con un espectáculo de autoría propia y actores de televisión. Me interesaba más Barricada, que se presentaba con una obra de Brecht, pero el director Carlos Mendoza me sugiere que trabajara con el grupo de Diego”. Karlos acabó su carrera y vino a Lima para participar en su primer estreno para el colectivo, Cuento alrededor de un círculo de espuma de Sara Joffré.

¿Qué representa Diego La Hoz para estos jóvenes? “¡Qué pregunta tan abstracta!”, exclama Javier. “Diego es un verdadero personaje”, manifiesta Karlos. “En un casting, una joven actriz le dijo algo maravilloso: ¡Tu nombre es así como grande! Mucha gente lo ve como un personaje casi mítico por las cosas que ha hecho, por las discusiones con otra gente y por el valor de las cosas que ha dejado por el teatro”. Karlos menciona que mucha gente cree erradamente que trabajar en EspacioLibre es como estar en un claustro. “Es una experiencia difícil: trabajamos desde las 7 de la mañana, hacemos actividades fuera, preparamos los ensayos hasta las 2 de la madrugada, hay momentos en que queremos matarnos. Pero es divertido, inclusive hasta en las cosas malas. Diego es el referente del grupo. Él ha soportado los 16 años íntegros y todos nosotros, mal que bien, estamos continuando esa idea”. Javier agrega que “Diego puede ser muy pesado a veces, pero está convencido que todo debe salir bien: esa obstinación, esa terquedad en el cuidado por los detalles es mi mayor enseñanza.”

Definitivamente, hablar de grupos de teatro es hablar de EspacioLibre. Javier comenta que siempre el término le pareció raro, especialmente cuando estudiaba en la ENSAD. “Muchos compañeros hablaban de qué talleres tomar y una amiga me trajo un folleto de Yuyachkani. Por primera vez escuchaba sobre teatro de grupo. Quería saber qué era tener un grupo, porque un elenco es gente que trabaja junta, pero un grupo qué hace. Quise formar un grupito y le pusimos nombre. Lo primero que dije fue que teníamos un compromiso desde este momento y todos me dijeron que el compromiso se ve después, ¿cuando llega el dinero o el reconocimiento?”. Javier reconoce que tuvo suerte de encontrase con la que él mismo llama, casita verde de Bolognesi 802 A. “Y recalco A, porque hay gente que se confunde, tocan al costado y se enojan feo”. Los espectáculos que se presentan en EspacioLibre son con entrada libre y salda solidaria; es por ello que Javier menciona que un día en caja pueden haber 5 soles y al otro, puedes ir a cenar en un chifa. “Conversando con Karlos, hablábamos de aquella gente que se bancaba con la grupalidad, como los cirqueros, en que todos los que trabajan en él se pelean para que el nombre del mismo circo sea el que brille.”

Trabajar en EspacioLibre le ha permitido a Javier y Karlos conocer de cerca a la veterana actriz Aurora Colina. “Ella es  parte de nosotros, muy generosa y sencilla, y no se queda con las indisposiciones de su propia edad”, comenta Karlos. “Ella, más bien, desanuda las cosas y potencia una vitalidad que me recuerda a Sara (Joffré), la de no verse arrastrada por la vida. Ella está más viva que todos nosotros”. Menciona además, que en los ensayos de madrugada para Un saludo que no llega, Aurora seguía ensayando mientras todos dormían. “No podíamos creer que está cumpliendo 60 años haciendo teatro ininterrumpidos. Eso se contagia. Para la gente joven es importante compartir el tiempo en este mundo con personas así”. Por su lado, Javier considera que es una de las pocas personas en la que sí le cree la sencillez que predica. “Cuando dice que no quiere tomar taxi para irse a la casa de su amiga, que vive en la urbanización Las delicias, al fondo de Chorrillos, y prefiere tomar la 31 que está destartalada. Ella menciona que no le gustan las premiaciones ni las grandes cosas, contrario a lo que muchos quieren en la actualidad. Para ella no son la gran cosa.”

El teatro como profesión

Para Karlos, una característica esencial que debe tener un actor de teatro es que sea muy malo. “Debe ser malísimo, para que así tenga que levantarse todos los días a planear y diseñar cómo dejar de ser tan mal actor”. Menciona además, que el teatro solo se puede renovar con actores que tengan la necesidad de novedad, de destruir lo viejo. “Es por ello que es necesario que el actor sea fuerte (un requisito de Brecht), con recursos expresivos poderosos y que tengan un espíritu que aporte a la disciplina”. Y para Javier, un director de teatro debe “ser muy parecido al conductor de un taller, a un pedagogo; debe primero observar con mucho cuidado qué necesita la otra persona, es decir, no debe pensar en el porqué no sale el espectáculo como yo quiero, sino en cómo ayudo a mi actor”. Y también cree que debe ser económico, en el sentido de no pensar en que su obra se instale en un solo lugar. “Mejor no hagas nada; haz espectáculos que puedas meter en tres maletas y llevarlos a estadios o a pequeñas salas.”

RaTsodia, escrita e interpretada por Javier y Karlos y dirigida por Diego La Hoz, no solo funcionó como una entretenida comedia llena de humor negro, sino también como una ácida crítica a la sociedad actual. “La gente nos dice luego de ver la obra, incluso en otros países como Chile, que estamos en un contexto en el que el nivel de corrupción es realmente muy común”, reflexiona Karlos. “Es tan descarado el nivel de deshumanización, que la gente identifica perfectamente la metáfora de las ratas. Y estamos todos, no solo los políticos, estamos hablando de todos: de los 50 céntimos que ahorras al bajarte más delante de tu ruta o de los 20 segundos que ganas al cruzar la calle antes que cambie la luz del semáforo”. El vestuario de los actores combinó la ausencia de rostro en las ratas, pues la gente ya no se mira a la cara; y el uso de un vestuario de gente bien vestida, el que genera más rechazo. “Me pareció que era importante sentir en escena de qué ratas hablamos: de las ratas contra los humanos o de ratas humanizadas; en ambas especies estábamos hablando de una cosa en común: no podemos seguir viviendo así”. Javier agrega que le gusta el subtítulo de la pieza: Oda para curar el insomnio. “Vamos a ver si notas el canto al inicio; nosotros no te vamos a decir qué hacer: está en cada uno si devuelves los 50 céntimos o si te aguantas esos 20 segundos antes de cruzar la calle”.


Finalmente, Karlos enumera los proyectos que se avecinan en EspacioLibre para este 2016. “El más grande es la continuación de la formación alternativa durante todo el año, además de las giras y el estreno de Un saludo que no llega, en el que celebramos los 60 años de la actriz Aurora Colina”. A lo largo del año también estarán de vuelta en la casa barranquina dos de las obras más representativas del repertorio del colectivo, El otro aplauso y Paréntesis; este último, un unipersonal en el que Karlos desea rediseñar algunos aspectos. “También seguiremos con nuestro proyecto editorial con nuevas publicaciones y abriendo nuevos espacios. Lo que más deseo es que todo eso pueda funcionar y que tengamos el espacio necesario para trabajar”, concluye.

Sergio Velarde
30 de enero de 2016

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