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martes, 23 de febrero de 2016

Entrevista: ROBERTO RUIZ

“El talento es importante, pero sin disciplina no llegas a ninguna parte”   

“Es importante que se enseñe teatro en los colegios”, afirma Roberto Ruiz, ganador del premio de El Oficio Crítico al mejor actor en Comedia o Musical por Víctor o los niños al poder. “Pero no para formar necesariamente actores. Creo que sí debería existir alguna disciplina artística, ya sea música, pintura o teatro para que el niño explore, cree y haga volar su imaginación”. A Roberto siempre le llamó la atención la actuación desde chico e ingresó a cuanto taller se abría. “Me metí a guitarra, a karate y siempre los dejaba. Yo quería ser actor, pero no había taller de teatro en mi colegio. Mis padres me decían que si quería ser actor lo tomara como un hobby”, recuerda.

Su aprendizaje y montajes destacados

Para Roberto, todos los maestros y directores que tuvo le han aportado algo a su carrera. “Empecé en un taller con Carlos Acosta y Cesar Bravo a los 17 años, con ellos aprendí algunas bases para desarrollarme como actor. Los recuerdo con mucho cariño. Al terminar me invitaron a participar en un montaje semi profesional. Con ellos reafirmé que esto me encantaba y que quería seguir”. A los 21, Roberto ingresó al taller de Roberto Ángeles, en donde recibió una formación más completa, para luego reforzar su aprendizaje con Alberto Isola durante 6 meses. “Luego viajé a Paris y me quedé 4 años, estuve en dos escuelas de actuación en donde redescubrí cosas que ya daba por sentadas y pude explorar otras.” Consultado sobre los estilos de actuación en Francia comparados con los de nuestro país, Roberto considera que “el estilo latinoamericano es un poco más expresivo.”

De regreso en Perú, Roberto participa en uno de los mejores montajes del 2014: Metamorfosis, con la dirección de Rodrigo Chávez. “Fue un placer el proceso”, menciona. “Las ideas que proponía Rodrigo y el trabajo que hicimos en conjunto dio el resultado que vieron. Él siempre estuvo abierto a las propuestas e iniciativas. Fue un trabajo colectivo (obviamente guiado por él) muy interesante, ya que dejamos el naturalismo por el expresionismo. Todos aprendimos un poco y lo ejecutamos”. Ese mismo año, Roberto participa en otro reconocido montaje, con un personaje muy particular. “Interpretar a Juan Ramón Jiménez en Un fraude epistolar fue casual. Conocí a Giovanni (Ciccia, director de la obra) hace muchos años en el musical Jesucristo Superstar. Siempre decíamos que haríamos algo, que trabajaríamos juntos, hasta que me propuso la historia. Revisé el texto, me gustó y le llevé una propuesta. No fue exactamente lo que quería, pero así empecé y tomé el personaje. Leí mucho sobre JRJ, documentales, películas y por supuesto sus poemas, hubo mucha investigación“. Por interpretar de manera tan precisa al poeta español, Roberto fue nominado por El Oficio Crítico como uno de los actores del año.

El valor de las artes escénicas

Para Roberto, un buen actor de teatro debe tener disciplina en el trabajo y también consigo mismo. “Debes ser también generoso y saber compartir. Eso es muy importante al trabajar en equipo, porque el teatro es colectivo”. Sobre el talento que deberían tener los actores, Roberto piensa que “todo ser humano puede aprender lo que quiera y lo que se proponga; creo mucho en la persona que nace con dos pies izquierdos, pero que quiere ser bailarín y lo hace porque tuvo disciplina, se marcó una meta. Entonces, el talento es importante, pero sin disciplina no llega a ninguna parte.” Por otro lado, un buen director de teatro “debe escuchar siempre a sus actores y saber acompañarlos en el proceso. Siempre respetar su trabajo y nunca prejuzgar, no dejarse limitar por algunas ideas.”

Roberto ya está empezando a involucrarse seriamente en la dirección, pues ya asistió a Jaime Nieto en El proyecto Laramie (2013) y a Norma Martínez en Stop Kiss (2015). “Como director invito a jugar a los actores; a veces puedo tener claro a donde quiero llegar y descubro con los actores, construimos juntos el camino. Y tener humildad para no dar nada por sentado”. Considera además que es una ventaja para su trabajo como director el ser actor. “Pero no es indispensable, me atrevería a afirmar que se entiende mejor al que está parado en el escenario. A veces el director tiene todo claro, pero el actor no tanto y el lenguaje que usa el director no siempre es el apropiado.”

Sobre Víctor o los niños al poder de Roger Vitrac, una de las mejores comedias del 2015, Roberto reconoce que estuvo en Francia y “no había escuchado nada sobre Vitrac ni que existía la obra”. Cuando es convocado por el director Gonzalo Torres para este montaje de estilo surrealista, Roberto leyó el texto también en francés y se enamoró de la obra. “Hablé con el director y le pregunté cuál era su visión, cómo quería al personaje de Víctor, como un niño niño o un adulto que hace de niño. Empecé entonces mi trabajo de observación, trabajé mucho con Stephanie (Orúe, su compañera de escena en la obra), nos encerramos a ver películas donde hubieran niños. Observábamos y discutíamos conductas, movimientos, relaciones, etc. Lo primero que hago siempre es observar, busco todas las referencias posibles que puedan ayudarme a construir mi personaje.”

Sobre los proyectos que tiene Roberto para este año, menciona que seguirá dirigiendo micro musicales en un Microteatro Lima, y que además participará como actor en una de las temporadas. “Para fin de año estaré en un proyecto en el Teatro de la Universidad del Pacífico con el director francés Gilbert Rouvière, que ya ha trabajado aquí hace algunos años con Miguel Iza y Liliana Trujillo”. Además, ha terminado de grabar sus escenas para la cinta nacional El candidato, dirigida por Álvaro Velarde, protagonizada por Los chistosos de la noticia, interpretando a un asesor presidencial. Todos los éxitos para Roberto en este 2016.

Sergio Velarde
26 de enero de 2016

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