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viernes, 15 de enero de 2016

Crítica: ME TOCA SER EL NENE ESTA NOCHE

La amistad en realidades paralelas   

Acudir a ver una nueva obra escrita y dirigida por Cristian Lévano representa siempre una completa interrogante, pues no se sabe qué se va a encontrar. Y es que de un título tan llamativo como Me toca ser el nene esta noche se puede esperar literalmente cualquier cosa. Pero Lévano no defrauda, especialmente cuando se trata de jugar y volar con su propio texto, una suerte que no corrió del todo su respetuoso homenaje a Sergio Arrau con La multa (2014). Estrenada en el Club de Teatro de Lima, su nueva puesta en escena marca cuidadosa distancia de sus anteriores montajes, pero a la vez, aprovecha muchos aciertos de estos para enriquecer su nuevo espectáculo.

Inicia la obra con una simpática rutina a cargo de dos atípicos personajes llamados Furi y Bundo (como lo hacían Alguien y Otro en ¿Qué hiciste Diego Díaz?), que se encuentran viviendo en un misterioso lugar del cual no pueden salir. Las fugaces apariciones de una muchacha vestida de negro llamada Rosita, que parece existir en otro plano de la realidad, y la posterior llegada de otra mujer llamada Esther a este sitio, revelarán la amenaza de un hombre que nunca vemos y que solo se menciona (como sucedió en Francisco). Si bien con un tratamiento surrealista como ya nos tiene acostumbrado Lévano, la pieza aborda atinadamente temas muy reales y contemporáneos como la discriminación y la violencia ejercida contra las minorías, así como también rescata a su manera, el verdadero valor de la amistad.

Lévano cuenta con sólidos actores que ya lo acompañaron anteriormente en anteriores montajes, como Carmela Tamayo (en Un trébol mágico), Marina Gutiérrez (en Dana) y Rod Díaz (en ¿Qué hiciste Diego Díaz?). Por su parte, Sergio Ota (de En el jardín de Mónica) hace su debut en la Asociación Cultural Winaray, interpretando al tierno e hilarante Bundo. Me toca ser el nene esta noche (en referencia a uno de los tantos juegos que tienen Furi y Bundo para matar el tiempo) es una pieza que se instala cómodamente entre los mejores estrenos del colectivo, y que puede confundir a aquel público que busca un montaje convencional, pero que triunfa al demostrar la sorprendente e inagotable creatividad de su joven autor.

Sergio Velarde
14 de enero de 2016

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