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martes, 4 de agosto de 2015

Crítica: TERAPIA (COMEDIA EN TRES SESIONES Y UN DIAGNÓSTICO)

Las locuras del psicoanálisis   

Trabajar una comedia teatral es acaso, uno de los esfuerzos escénicos más difíciles de concretar adecuadamente y de llevar a buen puerto. Especialmente, cuando la comedia en cuestión no solo es dramática, sino que además, coquetea con el teatro del absurdo. Algunos de estos esfuerzos no lograron cristalizarse del todo en el escenario, como en Te odio y te quiero (2012) o en Día de campoo cómo sobrevivir al mundo (2013); pero en otros sí se alcanzaron auspiciosos resultados, como en Fando y Lis (2009) o en La niña se mató, y punto (2014). Todo lo anterior viene a cuento, debido al estreno de la pieza Terapia (comedia en tres sesiones y un diagnóstico) del argentino Martin Giner, un joven dramaturgo que salpica con pinceladas del absurdo a sus comedias. La mencionada puesta en escena se llevó a cabo en la Asociación Cultural Campo Abierto, con la producción del novel colectivo Pusaq Qochas.

Un consultorio psicológico, sin diplomas en las paredes. Un doctor y su supuesto paciente. El primero, muy autosuficiente y confiado, discute a menudo con su esposa muerta; y el segundo, completamente desquiciado por un tormentoso complejo de Edipo, quiere concertar una cita con el doctor para su madre invisible. Las sesiones van sucediéndose con gran agilidad, y especialmente, con mucha hilaridad, gracias a un astuto texto que aprovecha el absurdo de toda la situación. Y las personalidades de ambos protagonistas van trastocándose conforme avanza el montaje, deslucido acaso en parte por un final que explica (innecesariamente) las razones del entuerto. Sin embargo, la dinámica de la pareja es lo suficientemente entretenida como para volver muy disfrutable el espectáculo.

Actuar y dirigir es una tarea complicada, pero afortunadamente logra salir airoso, a pesar de su juventud, Gustavo Seclén, un competente actor que llamó la atención en Medias naranjas y El dolor por tu ausencia (ambos montajes del 2012). Su paciente, a pesar de rozar peligrosamente el estereotipo, resulta carismático en escena, bien complementado por el psicoanalista que interpreta Gerson Borja (a quien vimos en Bare: expuestos). La puesta en escena es funcional, aunque  pudo haberse jugado más con la escenografía y el mismo vestuario, por ejemplo. Esta Terapia (comedia en tres sesiones y un diagnóstico) pasa la prueba con discreta dignidad, y se suma a la lista de las comedias teatrales con buenos resultados.

Sergio Velarde
04 de agosto de 2015

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