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martes, 28 de octubre de 2014

Crítica: ¿HAY QUE MATAR A LA MONJA?

Una atípica monja detective

Basada en la comedia Melocotón en almíbar (1958) del dramaturgo español Miguel Mihura, se estrenó en el Teatro Auditorio Miraflores la pieza ¿Hay que matar a la monja? dirigida por Jonathan Oliveros. Se trata de una comedia de enredos en la que cinco delincuentes aficionados son puestos en jaque nada menos que por una monja, que por azahares del destino acude al departamento de los ladrones fungiendo de enfermera. Mihura se caracterizó por escribir comedias que renovaron el teatro español, dotándolas de un explícito sentido del absurdo en medio de tramas detectivescas. Pues bien, la obra en cuestión no escapa a ese parámetro: Sor María (Katherina Sánchez) parece sospechar de los aparentemente inofensivos residentes del departamento al que llega, y sus deducciones lógicas harán tambalear los secretos planes de la banda.

Toda la acción ocurre en el departamento que alquila doña Pilar (Rochi Lasarte) a este inusual y atípico grupo de “familiares”. Los enredos comienzan cuando la banda, antes de cometer su siguiente atraco, esconde su botín dentro de una maceta, y pide atención médica para uno de sus integrantes enfermo de pulmonía. Es así que llega por recomendación, esta atípica religiosa que parece saberlo todo, poniendo en riesgo incluso su propia vida, especialmente cuando anuncia que se encargará del cuidado de las plantas en la dichosa maceta. Luego de un tibio inicio, en el que se nos presentan los personajes de la trama, la comedia alcanza sus puntos más altos con la primera aparición y posteriores intervenciones de Sor María, cuya sola presencia suma varios puntos al montaje. Ya en el segundo acto, sus reiterativas apariciones con parafernalia de luces y sonidos lucen algo cansinas, pero no afectan mayormente el resultado final.

El joven actor y director Oliveros, de quien vimos este año la simpática Las Formas Perimidas, tuvo que resolver la ausencia de la actriz Cecilia Tosso (debido a un accidente) en el papel principal, a pocos días del estreno. La elección de Sánchez fue acertadísima, tratándose de una versátil actriz que se mueve sin dificultad entre dramas y comedias: su Sor María es el alma del montaje y sus esfuerzos, contando con tan poco tiempo, rindieron sus frutos. El elenco que la acompaña no desentona, con los experimentados Paco Varela, Ricardo Morante, Daniel Zarauz y Rochi Lasarte; y los jóvenes Sofía Muñoz y George Silva. Oliveros y la productora Liber-Teatro consiguen con ¿Hay que matar a la monja?, un digno espectáculo de entretenimiento, que además ya anuncia una reposición. Por supuesto, valdrá la pena volver a ver a esta atípica monja detective.

Sergio Velarde
28 de octubre de 2014

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