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miércoles, 29 de enero de 2014

Crítica: TRILOGÍA DE UNA DESPEDIDA

Lo triste que es el decir adiós

La agrupación Espacio Libre Teatro, incansable promotora de las artes escénicas y con una tenaz filosofía de grupo que esgrime durante 15 años, se ha caracterizado siempre no solo por presentar montajes muy acabados y más que correctos (los últimos: El otro aplauso, 2013; Mientras canta el verano, 2012; Paréntesis, 2011), sino que también consolida la estrecha relación entre los participantes de sus talleres con la creación teatral. Es así que se estrenó en su local de Barranco la pieza Trilogía de una despedida, escrita por Diego La Hoz y dirigida por Diana Hurtado, originada dentro de uno de dichos talleres en el 2010, pero que recién llega a escena este año.

Se trata un tríptico de historias cortas que toca con mucho dramatismo, pero también con tino, los sentimientos que afloran ante las despedidas tanto físicas como simbólicas. En el primer cuadro, Carpín dorado, la relación de una pareja se ve afectada por su inminente separación, pero que deja entrever una luz de esperanza en el futuro. En Tiempo cero, una niña my imaginativa dialoga con su padre, presente y ausente a la vez. Y en Caída Libre (sin duda, la mejor del trío) asistimos al difícil encuentro entre dos hermanos, que se profesaban un inmenso amor, pero que la tragedia separó desde temprana edad. La directora Diana Hurtado, de quien ya habíamos visto Como si fuera esta noche (2012), prefiere la escenografía minimalista y centrarse en los personajes, consiguiendo un delicado equilibrio entre los recursos dramáticos y las pinceladas de humor que el texto ofrece.

La obra, que se preparó como muestra final del curso Montaje I de la directora para su universidad, contó con un grupo de jóvenes actores nóveles, que supo asumir con dignidad el par de personajes que le tocó interpretar a cada uno. Solo el tiempo, el estudio y la práctica serán los responsables para que Alba Leiva, Vania Duncan (actriz en Como si fuera esta noche) y Santiago Castillo pulan su evidente talento. Agradable también la música en vivo, compuesta especialmente para el montaje, de Alvaro Arnáez. Dentro de la íntima sala de Espacio Libre se siente mucho el calor de hogar (especialmente en verano), pero bien vale la pena apreciar este sencillo y conmovedor espectáculo con el que el grupo inicia sus actividades este año.

Sergio Velarde
29 de enero de 2014

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